Hay que ocuparse de la juventud

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LA AUTORA es abogada y vicepresidenta de la República. Reside en Santo Domingo.
La autora es abogada y vicepresidenta de la República. Reside en Santo Domingo.

Por MARGARITA CEDEÑO DE FERNANDEZ

La juventud de hoy enfrenta grandes retos: la falta de educación (secundaria y terciaria); la necesidad de empleo digno e inclusión financiera, el crimen, la violencia y las drogas; la necesidad de espacios para el desarrollo social y la participación en los procesos políticos.

Los datos más recientes requieren de nuestra atención. Por ejemplo, del total de jóvenes que viven en pobreza extrema, un 62.7% no está inscrito en la escuela y no ha concluido estudios primarios ni secundarios, alrededor de 64 mil jóvenes entre 15 y 24 años.

La tasa de culminación de los estudios secundarios se ubica en 47%, lo que concuerda con recientes estudios de la UNICEF (2012) y el Banco Interamericano de Desarrollo (2012) que indican que uno de cada dos adolescentes logra completar la secundaria. En toda la región, sólo el 11% de los estudiantes de secundaria opta por la formación técnico-profesional.

En nuestra región, América Latina y el Caribe, la tasa bruta de matriculación en educación superior se situó en 30% en el 2010, y en la República Dominicana, según datos del Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (MESCyT) fue de 34.1% en el 2011.

Un 85% de los jóvenes entre 15 y 24 años viven en países en vías de desarrollo, la mitad de ellos trabaja en el sector de agricultura, aunque cada vez más se mueven hacia el sector de los servicios, en la medida en que se eleva su nivel educativo.

Otro dato preocupante es que el 40% de las nuevas infecciones de VIH a nivel mundial correspondían a jóvenes (15-24 años).

Además, existe una relación directa entre las situaciones sociales que alejan a los jóvenes de la educación y su participación en acciones delictivas. Los jóvenes sin hogar, los que han sido expulsados del colegio o los que han dejado de acudir a él [Ö] “corren un mayor riesgo de experimentar con drogas a una edad temprana y de tener problemas relacionados con el consumo de éstas”, según informes de UNICEF.

El asunto de la participación de los jóvenes en los procesos políticos es una de las cuestiones que más preocupan, ya que necesitamos jóvenes líderes empoderados, para jugar un rol vital en su propio desarrollo y en el de sus comunidades, para lo cual requieren de las herramientas apropiadas, la información y la educación necesarias, para tener acceso a sus derechos y poder cumplir sus deberes.

De acuerdo a Naciones Unidas, se requiere un mejor entendimiento de lo que significa la participación de los jóvenes en los procesos políticos, de manera que los jóvenes participen en el diseño, la implementación, el monitoreo y evaluación de los instrumentos, estrategias y programas que implementa el Estado.

Por otro lado, está la amenaza constante del embarazo en adolescentes. Hay varios factores que inciden en la dinámica de la maternidad temprana en América Latina. La República Dominicana está entre los países con más alto índice en América Latina, ocupando el 5to lugar, con una tasa de 92 embarazos adolescentes por cada 1,000 mujeres.

Según la CEPAL 2013, en América Latina y el Caribe, la región más desigual del mundo en términos de ingresos económicos, la brecha de fecundidad entre las adolescentes de los sectores más pobres y las de los sectores más ricos, es muy alta. La misma brecha existe entre los jóvenes con menor nivel educativo en comparación al resto.

El gran desafío que tenemos es consolidar las condiciones para el pleno ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos de las y los jóvenes, para que el embarazo responda a una decisión libre y protegiendo su desarrollo en todo momento.

Otro tema para ocuparse es la promoción del acceso universal a Internet, sin discriminación, equitativo y a buenos precios, para los jóvenes, lo que resulta sustancial para asegurar su inclusión social en el siglo XXI.

Otra de las razones que no permite el desarrollo pleno de nuestros jóvenes es la carencia de una nutrición correcta en su primera infancia. Está demostrado que la malnutrición tiene un efecto decisivo en la capacidad de educación de nuestros jóvenes y eleva las posibilidades de deserción. Por esa razón, hemos insistido en estrategias como “Cero Hambre”, con componentes para mejorar la nutrición de los niños desde su primera infancia.

Finalmente, las dificultades para la inclusión financiera de los jóvenes disminuyen la capacidad de los jóvenes de desarrollarse plenamente. Los jóvenes tienen 33% menos probabilidades de tener una cuenta de ahorros y 44% menos probabilidades de mantener relaciones financieras con instituciones formales.

Normalmente, los jóvenes son excluidos del acceso a servicios financieros formales, por razones legales, costos de transacción, falta de referencias crediticias. Otro tema del cual ocuparse.

Don Bosco decía: “No hay jóvenes malos, solo hay jóvenes que no saben que pueden ser buenos”.

Los jóvenes son pieza fundamental del desarrollo de un país, porque son la esperanza del futuro, razón por la cual deben ser nuestra mayor preocupación y ocupación.