El negocio de la basura, una mina sin explotar en República Dominicana

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Por décadas, el territorio dominicano, ha dejado de percibir ingresos millonarios de los residuos sólidos; el Plan Dominicana Limpia contempla cambiar el manejo histórico de la basura y obtener beneficios de los desechos.

Por Kirsis Díaz

SANTO DOMINGO DE GUZMAN, RD.- Más del 50% de los residuos que se botan en los vertederos de República Dominicana podrían ser aprovechado para generar importantes recursos económicos, sin embargo, pocos lo intentan.

En su gran mayoría las 11,000 toneladas de basura por día que produce el territorio de 48,670 kilómetros cuadrados y más de diez millones de habitantes, van a parar a los 350 vertederos incontrolados que operan a cielo abierto; en algunas partes se hacen prácticas de relleno con el material y en otras, pero “incipientes”, se dedican al reciclaje y lo utilizan como un modelo de negocios.

En un área de 12,000 metros cuadrados, en el sector Palmarejo, Los Alcarrizos, funciona desde 2014, una planta de pirolisis, en la cual los neumáticos rechazados son convertidos en un combustible alternativo, conocido como Diesel número 3, que es usado para el funcionamiento de máquinas industriales, como calderas y hornos, pudiendo sustituir el diesel y el fuel oil a un precio menor.

“Se vende entre RD$80 y RD$90 el galón. Solo se invierte en energía eléctrica, empleados, tenemos seis, y en el mantenimiento de los equipos, es un negocio rentable”, explica Luis Disla, propietario de la planta.

Por día utilizan entre 500 a 600 llantas para preparar el combustible. Recuerda que hace nueve meses cuando compró la planta a familiares de un coreano, fallecido, conseguía los cauchos en RD$10.00 cada uno, ahora, llegan en furgones, la mayoría donados por compañías privadas.

“Hacemos un negocio y también un bien al medioambiente, las gomas representan un problema en las calles y para la salud por los criaderos de mosquitos, aquí se le está sacando provecho porque se está convirtiendo en un combustible líquido”, subraya Disla.

En el territorio nacional existen más de 70 empresas que se dedican a hacer negocios con materiales reciclados, dentro de estas dos plantas similares a la citada, una cerrada en San Cristóbal y otra en funcionamiento, ubicada en la avenida Circunvalación.

En Santiago, recién se inauguró la mayor planta de recuperación de materiales del Caribe con las empresas Green Whells y Cilpen Global, ubicada al lado del vertedero de Rafey. Tiene capacidad para trabajar 600 toneladas por día y por ello la provincia recibirá el 50% de los ingresos que generen de las ventas de energía por la basura.

Las demás empresas trabajan con cartón, papel, materiales electrónicos, metal y plásticos desechados, que son convertidos en productos de utilidad para consumo interno y externo.

Los metales, por ejemplo, pueden ser transformados en latas para pintura y los plásticos, se usan como materia prima para fabricar perchas de colgar ropas, un proceso que es desarrollado en los países donde se exporta.

Conforme a los registros de la Dirección de Aduanas, en los últimos tres años la nación ha exportado unos US$77 millones en productos de residuos y desperdicios de las industrias alimentarias y papel o cartón para reciclar, un monto mínimo para la cantidad de ingresos que el país pudiera estar percibiendo.

Cada viernes los residentes en sectores de la ribera del río Ozama, Santo Domingo, aportan a esta exportación de materiales reciclados, pues retiran 9,000 kilos de plásticos de las calles para recibir una ración de comida. El material que se recolecta es vendido a una empresa recicladora con el fin de convertirlo en materia prima y exportarlo a otros países.

Los denominados “buzos” también sirven de intermediarios en este proceso de comercialización de la basura que las empresas utilizan en el territorio nacional y fuera de este. Acostumbrados al hedor de los vertederos, estos “buzos” procuran convertir la basura en beneficio, en un trabajo que ganan hasta RD$350.00 al día. En Duquesa es una tarea difícil, pues deben escarbar entre los desechos sin separar. Algunos encuentran prendas de vestir, monedas, botellas y plástico para reciclar, sin dejar de toparse con materiales que atentan contra su salud.

Para experimentar en primera persona cómo es ser un “buzo”, reproduzca el siguiente video grabado con una cámara portátil colocada en la cabeza de un reciclador haitiano de Duquesa para el reportaje: El dilema de la metrópolis: qué hacer con la basura.

Botellas recicladas, un modelo de negocios

Algunos ciudadanos utilizan las botellas de vidrio como un negocio. Gregorio Pérez, Goyo como le conocen sus vecinos en San José de las Matas, norte del territorio nacional, aún se excita al recordar sus años como recogedor de botellas. Para él, cada hallazgo era una alegría. Comenzó en los años 70 y de ese trabajo educó y dio de comer a su esposa y diez hijos, uno de ellos graduada de Ingeniería.

“Fue como Dios que me dio esa visión, porque un día me pregunté: ¿y todas esas botellas las van a botar? y comencé a levantarme a las 7:00 de la mañana, me iba con la carretilla a recoger para venderlas, llegaba entre 7:00 y 8:00 de la noche, pero a partir de ahí nunca les faltó comida a mis hijos ni volví a coger fiao a nadie”, relata con orgullo el hombre, hoy de 94 años.

Para 2025 en República Dominicana se producirán 14,285 toneladas de basura, según estudios del Banco Mundial.

Recogía 40 y 50 cajas de botellas por día-unas 3,000 unidades-y las vendía directamente a las empresas, “eran tiempos de movidas”, comenta, apenas le sale la voz. Percibía RD$24 por cada caja, RD$1.00 por botella. De su último cheque en el 2008 recuerda que recibió RD$61,000 por dos meses de recogida.

Aunque ya no vive de la recolección, asegura que encontrar una botella abandonada, es como hallar dinero en el suelo. Siempre las recoge y las lleva al heredero del oficio quien reside próximo a su vivienda. Allí El Vecino, mote de Juan Bautista, posee un almacén que sobrepasa las 20,000 botellas, recolección que logra junto a sus dos ayudantes.

A esta labor que realiza desde hace 14 años, dedican más de doce horas al día, esfuerzo que permite al equipo recoger hasta 6,000 botellas, equivalente a la misma cantidad en dinero, pero no siempre corren la misma suerte, pues en el mejor de los meses logran facturar RD$40,000.

“De ese monto le pago a los ayudantes y resuelvo con los gastos de la casa. Mi área de trabajo es solo en San José de las Matas y sus campos, porque el pueblo no da para mantener el negocio”, destaca Bautista.