POR CARLOS NINA GÓMEZ
Antes de entrar en el enfoque, que espero sea objetivo respecto a las elecciones presidenciales pautadas para el 19 de mayo del próximo año, permítanme repetir el siguiente concepto: “La política es la ciencia de lo posible”.
¿Por qué reitero este científico criterio, que han dicho en innúmeras ocasiones los más sapientes politólogos y publicado en textos tras ofrecer sus conferencias?
La moraleja de tan certera opinión la entiendo perfectamente. Y la resumo de la siguiente manera: El político que no asimila, y mucho menos sabe poner en práctica -con una clara estrategia que llegue al seno de sus seguidores- lo que plantea la política como ciencia, está fracasado.
Ya entró el tan esperado 2023, año preelectoral. En el primer semestre de este año, por experiencias vividas, se comenzarán a observar visos de acuerdos electorales.
Está claro, y los mismos principales candidatos a la Presidencia de la República lo saben, que ninguno de los aspirantes saldrá airoso (en las elecciones de mayo) en primera vuelta… ¡es prácticamente imposible!
Anotémoslo con precisión: ninguna de las tres principales organizaciones políticas (Partido Revolucionario Moderno, Fuerza del Pueblo y Partido de la Liberación Dominicano), tiene chance de ganar la consulta comicial en primera vuelta.
También apuntar, porque en política nada es descartable, que si uno de esos tres partidos llega a oficializar acuerdos electorales antes de los seis meses de los comicios presidenciales, -pero con sólidos convenios-, se podría registrar un gran fenómeno: que esa organización triunfe en las primeras votaciones.
Los dirigentes políticos, partiendo de la realidad que nos presenta el actual complejo panorama electoral, tienen que comprender qué significan las reales alianzas electorales.
Ojalá puedan entender, y hagan conciencia de ello, el siguiente concepto teórico: “Una alianza política es la unión temporaria de dos o más partidos con el fin de concurrir unidos a la competencia electoral presentando la misma candidatura en todos o algunos de los niveles de gobierno y en todas o algunas de las categorías de cargos a elegir”.
En algunas legislaciones se acuerda el derecho de formar alianzas electorales entre sí o con partidos u otras organizaciones políticas habilitadas para la presentación de candidatos.
¿Se entendió bien?
En las recientes elecciones, realizadas en Chile, Colombia y Brasil, ninguno de los candidatos ganó en primera vuelta. Pero en la segunda vuelta se firmaron alianzas… ¡y se concretaron sendas victorias presidenciales!
Lo mismo podría ocurrir en nuestro país, pero si se aplican las estrategias en función de conocer que la política es la ciencia de lo posible.