WASHINGTON.- El presidente dominicano, Luis Abinader, y el jefe de la diplomacia estadounidense, Anthony Blinken, se reunirán el viernes próximo en Santo Domingo, con Haití como uno de los temas centrales de sus conversaciones, informó este miércoles el Departamento de Estado de EE.UU.
En concreto, Blinken abordará con Abinader asuntos relativos a la seguridad en Haití y hablará sobre la necesidad de unas «relaciones más normales» entre Santo Domingo y Puerto Príncipe.
«Desde luego esperamos ver unas relaciones más normales entre la República Dominicana y Haití. Estos países están naturalmente vinculados y será algo que tendremos en las conversaciones con sus líderes a ambos lados de la frontera», indicó el encargado de América Latina para el Departamento de Estado de EE.UU., Brian Nichols, en una llamada con la prensa.
Destacó también que República Dominicana aporta una «significativa» asistencia a Haití y que Washington espera «ver que los lazos entre los dos países operan con normalidad en el futuro», en referencia a las relaciones en ocasiones complicadas entre ambos vecinos, como ocurrió el año pasado a raíz de la construcción por parte haitiana de un canal en el fronterizo río Masacre o Dajabón.
Entre otras medidas, en septiembre pasado Abinader ordenó el cierre de fronteras por aire, mar y tierra con Haití en protesta por la construcción del canal, que calificó de «insensatez».
La visita de Blinken a República Dominicana, de solo unas horas, tendrá lugar justo después de que el secretario de Estado de EE.UU. viaje el jueves a Haití para revisar los progresos en la misión multinacional de seguridad en el país liderada por Kenia y reiterar la necesidad de nuevos aportes de la comunidad internacional para que se puedan celebrar elecciones lo antes posible.
En Puerto Príncipe, Blinken se reunirá con el primer ministro haitiano, Garry Conille, y con el Consejo Presidencial de Transición, al tiempo que revisará los avances de la principal base de la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MSS), que comenzó su despliegue en junio pasado, dotada por ahora con 400 policías kenianos -un contingente muy inferior a los 2.500 esperados- y que cuenta con el apoyo material y financiero de Estados Unidos y Canadá.
Según Nichols, la visita a Haití se produce en un momento en el que Washington quiere apuntalar el desarrollo en materia de seguridad con «progreso político» que desemboque en la celebración de elecciones.
Nichols recordó que, pese a que el número de efectivos de la misión por el momento es inferior al previsto, la situación está mejor que a principios de año, cuando las bandas armadas llegaron a controlar la mayor parte de Puerto Príncipe, el aeropuerto internacional fue cerrado y el entonces primer ministro, Ariel Henry, no pudo regresar al país.
«Hemos avanzado mucho desde esos días oscuros. Ahora tenemos una operación conjunta entre la MSS y la Policía Nacional de Haití (…) Estamos luchando contra las bandas y sus líderes en una manera que no se había visto en años. Ahora la fuerza multinacional y la policía han recibido vehículos blindados», aseguró.
Reconoció que la MSS adolece de una falta de estabilidad, sobre todo debido a que las aportaciones de la comunidad internacional son «voluntarias», y consideró que operar bajo el paraguas de una misión de paz de Naciones Unidas sería más efectivo.