POR ROBERT VERAS
SANTO DOMINGO ESTE, RD.- Doña Alicia Pérez Tamarez, conocida cariñosamente como “Iris del Valle”, fue una figura emblemática en el ámbito musical de nuestro país.
Nacida el 25 de mayo, su legado perdura como maestra y madre de una generación de directores de música dominicanos.
Su trayectoria profesional se inició en el año 1959, momento en el que comenzó a dejar una huella imborrable en la escena musical local.
En 1960, encontró su hogar en Los Mina, residenciándose cerca de la Fábrica de telas Textil de Los Mina, junto a su esposo Pedro, su madre y su hija.
Esta ubicación estratégica no solo fue su hogar, sino también el epicentro de una revolución musical que influiría en décadas posteriores.
La influencia de Doña Alicia se extendió a través de su labor pedagógica y su dedicación incansable por promover el talento musical de su comunidad.
Recuerda con orgullo haber enseñado música a 17 directores de orquestas, entre los cuales destacan nombres como Café Colao, Dionis Fernández, Aníbal Bravo, Oro Negro, La Patrulla 15, La Orquesta Joven y Las Chicas del Can.
El impacto de su enseñanza trascendió géneros y géneros musicales, abarcando una amplia gama de estilos y tendencias.
Más del 90% de las mujeres que se formaron musicalmente en esa época en Los Mina llevaron consigo el legado y la inspiración de Doña Alicia.
En 1987, mientras continuaba su labor incansable en la formación musical, trabajaba en la creación de una nueva orquesta: Las Hijas del Valle.
Este proyecto encarnaba su visión de empoderamiento femenino en el mundo de la música, ofreciendo una plataforma para que las mujeres destacaran en un campo dominado mayoritariamente por hombres.
A través de su dedicación, pasión y compromiso con la música, Doña Alicia Pérez Tamarez dejó un legado imborrable en la historia musical de nuestro país, y su influencia sigue resonando en las generaciones venideras.
Su nombre permanecerá siempre en la memoria de aquellos que tuvieron el privilegio de conocerla y ser guiados por su sabiduría musical.
