POR JOSE MIGUEL GOMEZ
A la ministra de Interior y Policía, Faride Raful han tratado de asesinarla en las redes sociales, de quebrarle la dignidad y ponerle prótesis en el espíritu. El motivo es desacreditarla, el propósito que abandone el cargo. La razón: es mujer, y en las sociedades machistas, de los estereotipos y roles sostenidos y excluyentes según el género, eso está prohibido.
Literalmente, a los grupos misóginos no le gusta que las mujeres tengan presencia, poder o determinen y ejecuten los espacios “construidos” para los hombres. La historia dominicana desde sus inicios controla, anula y aniquila a las mujeres con actitud de liderazgo.
Pedro Santana se apoyó en el artículo 210 para llevar al paredón a María Trinidad Sánchez. A Salomé Ureña la pusieron a hacer fila con tal de no reconocerle su capacidad intelectual. La misma suerte corrió la primer médica dominicana Evangelina Rodríguez, a quien le negaron ejercer la medicina por un tiempo dudando de su preparación e inteligencia por ser mujer y mestiza. Ahora, Faride, te quieren imponer el anonimato, el silenciarte y anularte a través de las redes sociales, con la prostitución de las palabras, el chisme como producto social y la mentira repetida hasta convertirla en verdad relativa.
Las mujeres pagan tres veces más que los hombres el costo social en la política, la academia y la familia. Eso lo sabe Doña Milagros Ortiz Bosch, a quien anularon y arrinconaron impidiéndole llegar a la presidencia. La misma suerte corrió la Dra. Margarita Cedeño, a quien le levantaron calumnias para dañar su dignidad y hoja de vida. Ambas mujeres quedaron atrapadas en las patas de los caballos.
Esa es la historia Faride. Si quieres una vida diferente, tendrás que ser una versión diferente de ti misma o como dice Emily Ballesteros: “Como mínimo, todo el mundo merece una vida en la que no tenga miedo de despertarse”.
Por eso, Faride Raful, por favor no cedas, por las mujeres de antes, por las de ahora y por las de después.
El trabajo de Interior y Policía, con la seguridad, el orden, las reformas, el desmonte de los sistemas de creencias distorsionados y limitantes por décadas, son altamente difíciles de desmontar; pero, también son problemas de exclusión social, de inseguridad y falta de cohesión, donde el gasto social no llega a cambiar o a gerenciar modelos inclusivos de vida lo que genera conflictos, maledicencia, prejuicios y resistencia personalizada y social.
Y, algo peor, reproduce la “patología de los grupos”. La sociedad contemporánea ajusta cuentas desde la postverdad, la viralidad, la notoriedad y vigencia en ser noticia. El mundo de los atrevidos, de los que se exponen y los que buscan el riesgo de construir la identidad de los iguales es lo que predomina Faride. Por eso, si deseas conquistar la tríada del éxito de Jonathan Benito:
“Objetivo, perseverancia y actitud” entonces, sigue adelante con coraje, comedimiento y prudencia. En las sociedades subdesarrolladas, las mujeres tienen el techo limitado, las oportunidades les son arrebatadas de diferentes maneras. La política es una lucha constante y construir una identidad, un referente o una diferenciación cuesta mucho.
Si decidiste ese camino, entonces, no cedas, defiende tu conciencia, valores y dignidad como persona. Al final, Faride, la coherencia y la constancia en lo que se cree y lo que se practica es lo que perdura y muere con uno. Por favor, ¡No cedas Faride Raful!
Recuerda lo que alguien dijo: “Las sociedades se definen con frecuencia por las acciones y los resultados de las personas que más gravitan en ellas, sobre todo, por las que deciden cambiar los resultados”.¡Ayuda a que definamos una mejor sociedad y no cedas
