Nelson Castro el dominicano que pasó de asambleísta a informante de la fiscalía

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En el 2008, su récord delictivo ya estaba inquietando a los fiscales que esperaban un momento preciso para usar a Castro a cambio de no acusarlo y menos encarcelarlo.
En el 2008, su récord delictivo ya estaba inquietando a los fiscales que esperaban un momento preciso para usar a Castro a cambio de no acusarlo y menos encarcelarlo.

NUEVA YORK.- El activista dominicano Nelson Castro está desde ayer jueves en el centro de todas las noticias locales, nacionales e internacionales.

Así como pudo dar el salto de un simple «peón» de veteranos políticos criollos como el senador estatal Adriano Espaillat para quien trabajó, proyectándose en el club político Demócratas por un Cambio en el Norte de Manhattan creado por el primero en los años noventas y luego pasó a laborar con el ex concejal Miguel Martínez, condenado a cinco años de cárcel por corrupción.

Castro fue ungido por los líderes de la Maquinaria Demócrata de El Bronx el verano del 2008 para llenar un espacio en la boleta de las primarias de ese partido en el distrito 86 y logró la elección sustitución a Luis Díaz, quien renunció para aceptar un empleo en el gobierno estatal.

Desde entonces, se proyectaba como un joven líder emergente, sonrisa para todos y simpatía a granel, pero muy pocos se imaginaban que detrás de esa pose había un oscuro pasado judicial con un largo récord de acusaciones en las cortes.

En el 2008, su récord delictivo ya estaba inquietando a los fiscales que esperaban un momento preciso para usar a Castro a cambio de no acusarlo y menos encarcelarlo.

Castro está fichado en dos estados y fue acusado de perjurio en la Corte Criminal de El Bronx, al mentir en el tribunal sobre un fraude en registros de votantes.

En 1989 fue detenido en Michigan donde se le acusó de hurto, cuando tenía 19 años de edad y se declaró culpable de un delito menor de conspiración.

Fue condenado a 180 días de libertad condicional.

En el 2003 fue detenido nuevamente en Nueva York por robo a gran escala y acusado de embolsillarse ilegalmente $4.900 dólares en cheques de desempleo en un fraude al estado, porque estaba trabajando en ese momento.

Se declaró culpable de hurto, devolvió el dinero y fue sentenciado a tres años de libertad condicional.

En marzo del 2008 fue arrestado por tercera vez por manejar con una licencia suspendida en el Este de Harlem y debía más de $3.000 dólares en multas de estacionamiento.

Cuando los líderes demócratas de El Bronx supieron de esos récords, ya Castro estaba en la boleta para las primarias demócratas del 2008 en el distrito 86.

Mike Soto, un activista comunitario y político boricua y que enfrentó a Casto en esas elecciones, dijo que la escogencia del ex asambleísta dominicano, fue una vergüenza, porque nadie se dedicó a investigarlo ya que todos los dirigentes demócratas decidieron ignorar los récords judiciales.

«Este tipo no era de fiar desde el primer momento y mucha gente lo sabía», añadió Soto.

En agosto, el boricua presentó una demanda contra Castro en la Corte Suprema Estatal de El Bronx acusándolo de fraude para sacarlo de la boleta, pero fracasó en el intento, porque Castro había sido apadrinado por los líderes de su partido. Por lo menos 10 testigos dijeron que habían sido reclutados por el ex asambleísta dominicano y durmieron en un apartamento donde él los llevó en el edificio 2269 de Hampden Place, donde los puso a firmar formularios de peticiones para su candidatura.

Entre ellos estaba la novia, una tía, dos parientes de su novia, un tío y tres personas que fueron claves en la campaña de Castro.

Su abogado dijo en la corte que el tanta gente dormir en un solo apartamento, es una práctica común de los dominicanos. Pero todos estaban registrados como votantes en la misma dirección.

Mientras eso ocurría, Castro seguía encantando al liderazgo demócrata de El Bronx que lo había bautizado.

A pesar de esas graves irregularidades, la referí especial de la corte que revisó el caso, Mary Lynn Dlabola dejó a Castro en la boleta como candidato.

De todos modos, el Fiscal del Distrito de El Bronx Robert T. Johnson, ordenó una investigación que concluyó con la acusación de perjurio contra Castro, pero fue sellada.

Pero esa acusación, llevó a Castro a negociar con los fiscales después que se le involucrara en una acusación por corrupción en el 2009.

Desde ese año, llevaba el micrófono y la cámara de video para grabar todas las conversaciones en las reuniones de los líderes bajo sospechas de dolo. Nadie hubiera creído su papel dual en el Sur de El Bronx.

Y fue mucho más lejos a sabiendas de su situación: anunció su intención de reelegirse en las primarias demócratas de septiembre de este año, poniendo a trabajar a mucha gente.

En el expediente federal contra Eric Stevenson el presidente del Partido Demócrata en El Bronx delatado por Castro, se identifica al soplón sólo como «El Asambleísta #1», insinuando que podría haber más asambleístas cooperando con los fiscales.

«El Asambleísta #1 está cooperando en virtud de un acuerdo en el que el fiscal de El Bronx no lo acusará ni lo encarcelará por el cargo de perjurio y otros delitos», dice el documento de la corte.

«Hoy anuncio que estoy renunciando a mi asiento en la Asamblea Estatal de Nueva York a partir del lunes 8 de abril del 2013», dijo Castro ayer jueves en la tarde.

«El 31 de julio del 2009, fui acusado por un Gran Jurado del condado de El Bronx por cometer perjurio en un asunto civil del 2008 y que tuvo lugar antes de mi elección a la asamblea, lo cual gradezco a mi mala conducta», agregó.

«Después de eso, estuve de acuerdo en cooperar con la Oficina del Fiscal del Distrito de El Bronx y más tarde con la Oficina del Fiscal Federal del Distrito Sur en colaboración con diversas investigaciones encaminadas a erradicar la corrupción pública», sostuvo Castro.

«Como uno de los resultados de mi cooperación, entre otras cosas, esta mañana una acusación fue dada a conocer contra el asambleísta Eric Stevenson y otras cuatro personas por diversos delitos federales, Seguiré cooperando con las autoridades estatales y federales en esta acusación y otras investigaciones», expresó el ex asambleísta.

Aunque no lo especificó, el acuerdo incluye su renuncia del escaño en la legislatura estatal. Ahora, se deberá convocar a elecciones especiales en el distrito que representaba para llenar la vacante.

Las críticas de amplios sectores de la ciudad llueven contra el fiscal de El Bronx y la fiscalía federal, porque a sabiendas del récord criminal de Castro, dejaron que este representara a la comunidad de su distrito en Albany a cambio de delatar a los acusados.

Castro de quien los récords dicen que adeuda más de $8.600 dólares en multas, aclaró que sólo son $600.

La multa se le rebajó al máximo y los récords se le borrarán, por lo que no será acusado ni irá a la cárcel.

Así se convirtió el dominicano Nelson Castro de asambleísta a informante de los fiscales.