Diálogo con la hija de El Che

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De visita en Colombia la semana pasada, Aleida Guevara presentó el libro que escribió su madre, ‘Evocación: mi vida al lado del Che’, en el que recoge detalles aún inéditos del ícono mundial de la revolución.
De visita en Colombia la semana pasada, Aleida Guevara presentó el libro que escribió su madre, ‘Evocación: mi vida al lado del Che’, en el que recoge detalles aún inéditos del ícono mundial de la revolución.

POR ISABEL JUNCA

¿Cuál es el primer recuerdo que tiene de su padre?

Tengo pocos recuerdos de él. Tenía apenas cuatro años y medio cuando él salió de Cuba. Después regresó de forma clandestina y cuando lo vi por última vez estaba disfrazado. No sabía que era él. Esa noche comimos juntos. Defendía apasionadamente los gustos de mi papá. Él se sirvió vino tinto puro y me levanté de la mesa y le dije: “¡Hey!, tú no eres amigo de mi papá”. Él preguntó por qué, y le dije que mi papá le echaba agua al vino. Entonces me dijo: “Yo le eché agua al vino”. Se sentía orgulloso por eso.

¿Cómo ve la imagen e ideología que se tiene hoy en el mundo sobre su padre?

Él está muy vigente. Esto se ve cuando hay una manifestación estudiantil, o cualquier marcha. Él está presente porque fue un hombre muy consecuente entre lo que pensaba y lo que hacía. Por eso muchos piensan que puede ser un ideal para continuar una lucha, buscar alternativas a la vida actual. En ese sentido sigue siendo una bandera de lucha.

¿Cómo está el movimiento social en Latinoamérica?

Desde hace muchos años trabajo con el Movimiento Sin Tierra en Brasil, que en mi modesta opinión, es uno de los más importantes que tiene hoy el continente, por ser el más coherente y el que más ha logrado llevar a la práctica lo que dice. Yo estoy muy cerca de los jóvenes, fui dirigente estudiantil y ocasionalmente tengo discusiones con ellos. Por ejemplo, tuvimos una marcha muy bella en Ecuador, pero al final se dañó por algunos estudiantes que empezaron a lanzar piedras a negocios estadounidenses.

¿Qué les argumentó en ese caso?

Si lanzamos piedras a un edificio, sencillamente al día siguiente ya está arreglado y lo único que ganamos es que los medios de comunicación digan al día siguiente que fuimos vándalos y terroristas. Sería más coherente que esos muchachos no se tomen ni una Coca Cola, ni compren en MacDonald’s, que les hagamos la guerra de verdad a los productos estadounidenses en el mercado, ese es su talón de Aquiles, porque ellos viven del mercado.

¿Cuál cree que es el documento o investigación que mejor recoge la vida del ‘Che’?

El Che Guevara nos dio el privilegio de leerlo a él mismo, porque escribía desde los 17 años. Y el Centro de Estudios ha ido publicando todo sobre él con ese objetivo y no tener que esperar a que un señor haga su biografía y le ponga un venenito para acomodar la historia.

¿Por qué decide Aleida March, su madre, escribir ‘Evocación: mi vida al lado del Che’?

Un italiano que fue a Cuba varias veces le dijo a mi madre que, siendo ella quien más conoció la vida del Che, ¿por qué no escribía sobre su relación y su vida? Así que se convenció de eso y logró escribir un libro imparcial, porque ella lo tuvo de cerca. Es una mujer que ama y que también es revolucionaria. Le costó mucho trabajo abrirse. Yo lo veo como un dique. Mi madre congeló parte de su vida para poder seguir viviendo, porque era muy duro lo que afrontaba. Hace poco se rompió el dique con este libro.

Y sobre el proceso de paz, ¿cómo ve la participación de la guerrilla en la política colombiana?

No podemos juzgar algo que no vivimos. Muchas veces la información que nos llega es manipulada de un lado u otro. Pienso que lo más importante es lo que decida el pueblo colombiano. ¿Qué paz quiere? Y a partir de ese momento tomar partido en lo que decidan. Solamente los colombianos pueden decidir eso.

Entonces del gobierno de Cuba, el lugar que conoce muy bien, ¿qué cambiaría?

José Martí decía que el sol tiene manchas, pero como da tanta luz y energía, nadie le puede ver las manchas, y eso es lo que nos pasa a los cubanos con Raúl, Fidel y con la misma sociedad en que vivimos. Nos da tanto, que nos cuesta trabajo ir a los detalles que pueden hacer mal. En el socialismo hay muchas cosas que arreglar. Cuba tiene que darse cuenta del gran poder que tiene. No esgrimimos de verdad ese poder que tenemos. Podemos tirar una ley al piso si no estamos de acuerdo. Cada pueblo tiene que ser consciente del poder que tiene.