CUBA.- El mandatario cubano Miguel Díaz-Canel apareció en Televisión Nacional durante una reunión ampliada con los máximos dirigentes del país para evaluar la actual situación que enfrenta el país con la pandemia del coronavirus.
Todos llevaban puesto un nasobuco hecho de tela, y en una imagen se ve cómo el ministro de educación superior José Ramón Saborido se toca la mascarilla con las manos.
Las preguntas no se han hecho esperar, en las redes sociales se cuestiona si realmente está indicado el uso de nasobucos en personas sanas de coronavirus o es el distanciamiento social más efectivo. ¿El material, la tela común, es la correcta para confeccionarlos?
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el uso de mascarillas faciales durante brotes de enfermedades virales como la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) solo es efectivo para proteger a los trabajadores de la salud y reducir el riesgo de que pacientes enfermos diseminen la enfermedad.
Si bien es cierto que es difícil saber qué persona está infectada, pues puede permanecer asintomática, lo correcto es mantener un distanciamiento social, una medida que debe combinarse con la higiene de las manos y tener etiqueta para la tos (haciéndolo con el codo).
Los estudios no han demostrado un beneficio claro del uso de mascarillas para personas sanas. Al contrario, puede ser perjudicial pues crea cierto grado de falsa confianza. Algunas investigaciones muestran que las personas pueden infectarse al tocar una mascarilla contaminada que han estado usando o al quitársela incorrectamente.
Si tiene síntomas como tos, estornudos o dificultad para respirar, las recomendaciones son:
- Use una mascarilla facial, en caso de estar infectado, para evitar la propagación de la enfermedad.
- Si no usa una mascarilla pero tose y estornuda, cúbrase la nariz y la boca con el codo flexionado o con un pañuelo de papel; luego deséchelo y lávese las manos.
Sobre el tejido adecuado para que no penetren a la mucosa humana el coronavirus microscópico no se recomienda telas de algodón.
La capacidad de filtración de un tejido varía significativamente en función del diámetro de la fibra, el empaquetado y la estructura del tejido, el gramaje y la densidad, entre otras características.
