Por Roberto Veras
Al concluir la jornada electoral municipal del 15 de marzo 2020, a través de las redes sociales, empezaron a circular mensajes con un planteamiento en común, los resultados de las elecciones anunciaban un “verdadero” cambio político para nuestro municipio y significaban la celebración de un proceso “realmente” democrático.
Previamente al domingo 16 de febrero de 2020 se habían programado las elecciones, sin embargo, debido a un sin número de mesas que presentaron fallas y problemas al momento de las elecciones, la Junta Central Electoral decidió suspenderlas y desplazarlas para dicho día.
El 15 de marzo fueron celebradas las elecciones que habían sido pospuestas, el pueblo dominicano entendió que la suspensión en el mes de febrero se trató de un fraude orquestado por el gobierno de turno.
Muchos amigos candidatos del partido oficialista con posibilidades de ganar recibieron el voto de castigo por el mal manejo del gobierno frente a la corrupción imperante en el caso odebrecht.
En la joven historia del municipio Santo Domingo Este nunca hubo tanta alternancia en el poder, en el plano municipal, lo que ocurrió en realidad es la consecuencia de que en la República Dominicana ya había condiciones democráticas donde el pueblo sellaba su voluntad.
La llegada de la oposición al poder municipal en Santo Domingo Este es producto de que el Partido Revolucionario Moderno había escogido un candidato que había llegado a la segunda posición en las elecciones pasadas y juntos a él estaban trabajando incansablemente para llegar al poder, mientras el gobierno se cegaba para no ver la corrupción de sus funcionarios.
Entre 2016 y 2020 tuvimos el fenómeno de alternancia más intenso que hayamos tenido en el pasado, se trató en gran medida, por los seguidores de Manuel Jiménez quien para la tarde de aquel histórico día de votaciones fue declarado como el candidato ganador con una clara tendencia de votación a su favor.
