La Estrés Oxidativa y La Ozonoterapia

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Por Dr. Antonio Contreras Berroa

En química, un radical es una especie química orgánica o inorgánica, caracterizada por poseer uno o más electrones desapareados. Se forma en el intermedio de reacciones químicas, a partir de la ruptura homolítica de una molécula y, en general, es extremadamente inestable y, por tanto, con gran poder reactivo y de vida media muy corta.

En 1900, Moses Gomberg, profesor de química en la Universidad de Michigan, realizó una serie de observaciones de la reacción de halogenuros de trifenilmetano con plata y zinc, en benceno proponiendo acertadamente que el responsable de la coloración amarilla del producto altamente reactivo en la solución era el radical trifenilmetilo.

Los radicales libres son moléculas altamente reactivas que se producen en nuestro organismo. Son la causa de la mayor parte de las patologías y del envejecimiento de los seres vivos.

Los radicales libres están compuestos por Oxigeno ligado a otros elementos, por tanto, el mismo oxigeno que no es indispensable para mantener la vida, paradójicamente es también la fuente más importante de producción de radicales libres.

Cuando respiramos, introducimos oxígeno, el 95% del cual es utilizado por las células para la producción de energía. El resto, da origen a los radicales libres.

Este es un proceso fisiológico en el organismo de una persona sana y equipada para hacer frente a la presencia de estos radicales libres, defendiéndose con un sistema propio anti-radicales, que se llama sistema antioxidante.

Si la cantidad de radicales libres producida es superior a la fisiológica, nuestro sistema antioxidante no es capaz de neutralizar este exceso, por lo que estos radicales libres, agreden a las células, provocando daños más o menos grabes. Es entonces cuando nos encontramos ante el estrés oxidativo.

Por citar un ejemplo: una lámina de hierro, si está protegida adecuadamente, esmaltada o pintada, no la ataca el oxígeno contenido en el aire. Si por cualquier motivo, en alguna parte pierde esa protección, inmediatamente comienza a oxidarse, pudiendo llegar incluso a desintegrarse. Algo similar es lo que sucede en nuestro organismo.

Los daños a nivel celular y, por lo tanto, no visibles de forma inmediata, pero se manifiestan a lo largo del tiempo.

El estrés oxidativo comporta un envejecimiento de la célula y por tanto de los tejidos, con la limitación funcional que esto supone. El envejecimiento precoz de la piel es una de las señales más conocidas.

El daño celular se inicia a nivel de la membrana con una alteración de los intercambios intra y extracelulares; a nivel intracelular se altera la producción de energía y se puede llegar incluso a la alteración del DNA con efectos mutágenos y por ello tumorales.

Un exceso de radicales libres es siempre dañino y debe ser siempre combatido.

Se puede incurrir en estrés oxidativo tanto en condiciones normales como las patológicas.

En condiciones normales de salud podemos ver un aumento de radicales se produce por ejemplo al practicar deportes violentos, o haciendo esfuerzos musculares excesivos. En efecto, si una persona está sentada, consume una cierta cantidad de oxígeno, con una producción ¨normal¨ de radicales libres. Si esta misma persona corre, hace deporte, está sometida a un esfuerzo, el consumo de oxigeno puede aumentar hasta veinte veces, y en la misma proporción, producirá radicales libres. Por ello es tan importante practicar deporte, pero de forma moderada. Estos valores elevados podemos encontrarlos también en quien está sometido a estrés psico-fisico, en quien está expuesto a contaminación ambiental, al humo del tabaco, a las radiaciones solares, en quien no sigue una dieta equilibrada, en quien abusa del alcohol. Otros casos interesantes en tener en cuenta hoy en día son las mujeres en menarquia con tratamiento anticonceptivo con la píldora, o en las menopáusicas tratadas con hormonas.

Todas las patologías presentan valores anormales de radicales libres. La lista es muy larga. Recordemos por ejemplo las patologías alérgicas, las inflamatorias agudas o crónicas (por ejemplo la artritis reumatoide); el Alzheimer, la estonosis de las carótidas, la hipertensión, la diabetes mellitus, la artrosis, etc. En estas patologías, la terapia adecuada a la patología especifica no produce una normalización de los valores de los radicales libres, e incluso en algunos casos, aumentan todavía más.

Los radicales libres son, por tanto, un factor de riesgo independiente y es necesario un tratamiento específico con sustancias anti-radicales, es decir, con antioxidantes.

Los antioxidantes están presentes en la naturaleza, sobre todo en la fruta y hortalizas. Es por ello muy importante una dieta rica en estos alimentos. Pero, cuando los radicales libres alcanzan niveles superiores a los normales, es muy aconsejable recurrir a una complementación de la dieta constituida por u pool de antioxidantes de tipo vitamínico y no vitamínico.

Siempre debemos tener en cuenta que los radicales libres, constituyen un riesgo importantísimo y que es indispensable mantener su nivel de valores normales, de lo contrario aparecerán daños celulares.

La Ozonoterapia

Es un antioxidante capaz de estimular las enzimas celulares antioxidantes que se encarga de eliminar los radicales libres (glutatión, peroxidasa, catalsa, superoxidasa dismutasa, etc).

Es el medio más natural y eficaz de lograrlo, puesto que las enzimas son mucho más eficientes que ninguna otra vitamina o sustancia para este fin. Por ello retrasa los procesos de envejecimiento celular y enfermedades.