A la Casa de la Cultura de La Romana la quieren sacar del local

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La fundación Casa de la Cultura paga la renta del local donde opera hace más de 30 años y se mantiene al día. Bienvenido Martínez, su presidente, aboga porque en La Romana haya un gran centro cultural como existe en otras ciudades del país.

SANTO DOMINGO DE GUZMAN, RD.- Más de 40 niños y adolescentes corren el riesgo de perder la oportunidad que tienen de convertirse en artistas del pincel si cierran la Casa de la Cultura de La Romana, donde reciben clases en su escuela de bellas artes.

La Casa de la Cultura opera como una fundación sin fines de lucro desde 1997  y lleva más de tres décadas fomentando el arte y la cultura en sus salones de exposiciones y presentaciones artísticas.

Pero la constante amenaza de desalojarlos por parte de los propietarios del local impide que los directivos de la entidad trabajen con mayor amplitud un programa cultural a favor de la comunidad.

“Esa amenaza no solo afecta la formación creativa de esos niños y adolescentes, sino todas las demás actividades culturales que por más de 30 años realiza en esta ciudad la Casa de la Cultura”, advierte Bienvenido Martínez, presidente de la organización.

Para Martínez, un cantautor y gestor cultural romanense, resulta absurdo que continuamente los propietarios reclamen el inmueble en desmedro de la Casa de la Cultura. Se queja de que los herederos del local buscan despojar a la entidad de la vetusta edificación ubicada en el viejo casco urbano de aquí. 

Lamenta que esa exigencia de desalojo no les permita seguir formando y aportando a la cultura en La Romana.

“Siempre tenemos la amenaza, el temor y hasta el terror inculcados por los propietarios en base a que tenemos que desalojar”, denuncia.

Aspiraciones

Martínez sueña con la existencia de un gran polo cultural como los hay en Baní con el Centro Perelló; en Santiago con el Centro León, o en Bonao con la plaza cultural que erigió el artista plástico Cándido Bidó.

“Sería como un gran teatro de la región Este”, augura Martínez, tras visualizar el modelo cultural que debe ser La Romana con su Casa de la Cultura funcionando a toda capacidad y con un local garantizado.

Sin embargo, ante la demora en la concretización de ese sueño, se aferra a las palabras del gran Pedro Henríquez Ureña, quien dijo: “Sólo la cultura salva a los pueblos”.

Martínez destaca que desde la Casa de la Cultura de La Romana han salido muchos artistas visuales y de la música, quienes expanden sus artes en otros países como orgullo de esta provincia.

Por ejemplo, de las manos del artista José Marte han salido cientos de pintores que hoy ejercen tanto dentro como fuera del país. Se formaron en la escuela de bellas artes que opera en el local desde 1995.

“Son una bendición incluso para el mundo porque están esparcidos allende los mares regalando los frutos de sus artes”, comenta Martínez, y anhela que esa labor se pueda continuar siempre y cuando no cumplan la amenaza del desalojo.

Falta apoyo

Advierte que el único apoyo que están recibiendo corresponde a 1,500 pesos que les otorga la Asociación Romana de Ahorros y Préstamos. Recuerda que anteriormente el Central Romana les pagaba el local, pero por una incongruencia con otra directiva pasada esa colaboración fue eliminada en la cuenta en la que se acreditaba.

Martínez refiere que la Casa de la Cultura tenía una subvención del Gobierno de 18,000 pesos mensuales, pero que el último cheque lo recibió en 2004, y desde entonces hasta la fecha nunca más han recibido ese subsidio del Ministerio de Cultura.

Por supuesto, reconoce que eso no solo le ocurrió a la entidad que preside, sino también a otras instituciones culturales del país.

“Cultura es la cenicienta de todos los gobiernos, porque no le asignan suficientes recursos económicos”, enfatiza Martínez, quien fue el primer director provincial de Cultura en La Romana.

“La cultura no tiene dolientes”, dice, mientras atribuye a su madre el amor inmenso que siente por las artes y la cultura. Martínez es oriundo de Chavón, de pura cepa romanense y un fruto legítimo de los clubes culturales de los años 80 del siglo pasado.

“Sin cultura no hay vida”, sentencia quien por varios años producía y dirigía en la televisión local el programa “Bienvenido a la cultura”.   

Necesidades manos amigas  

Carencias: La Casa de la Cultura de La Romana fue incorporada en 2007, mientras que la edificación donde opera fue facilitada en alquiler en 1985 cuando fue fundada la institución.

Se trata de una institución que promueve la cultura a través de la música, pintura, talleres, exposiciones, charlas, espectáculos y cursos.

Entre las carencias que hay, Martínez cita la falta de equipos de sonido, aire acondicionado, planta eléctrica y, por supuesto, un subsidio que permita reactivar las actividades culturales.

Además de Martínez y Marte, conforman la directiva, Frineé Martínez, vicepresidenta; Isabel Bayona, tesorera; Julio Guerrero, Marino Castro, Hipólito Rodríguez, vocales; Marina Mercedes, Altagracia Méndez, Alfonso Trinidad y Franklin Cordero, miembros.

“Eso nos ha frenado para trabajar con libertad y sin cortapisas para proyectarnos abiertamente”, aduce el gestor Martínez, tras deplorar la falta de manos amigas que respalden la cultura.  

“De aquí han salido muchos artistas de las artes visuales, de la música y de otras ramas de las bellas artes, los cuales son orgullo de La Romana, del país y una bendición para el mundo”, dice.

Aportes: La Casa de la Cultura en La Romana ha sido, en buena medida, la entidad y el lugar donde se han realizado numerosas actividades, se han impartido cursos de diferentes temáticas,  exposiciones pictóricas, recitales poéticos y musicales.

Sus directivos forman parte de sectores representativos de la sociedad romanense, es decir, profesores, artistas, empresarios, religiosos, políticos y personas preocupadas por el desarrollo social y cultural de esta demarcación.