Por JUAN CRUZ TRIFFOLIO
Es una flor que ni el transcurrir del tiempo y los altibajos del cotidiano vivir ha podido marchitar.
Su sonrisa eterna, en su rostro angelical, es una invitación a dar gracias a la vida y a abrir caminos al andar.
Es un ser poco abundante de caminar sereno y de hablar pausado y profundo, paradigma de entrega, ternura y amor.
Ella hace honor a su nombre reflejando en sus acciones la fé en que siempre se puede aportar para que el presente y el mañana sea más justo y humano.
Es Fe Violeta…
La del 14 y la 40… y por qué no, la del Santo Rosario y las plegarías ante el Cristo Crucificado para clamar justicia por los desheredados de la tierra.
La compañera fiel de Sina Cabral, las muchachas de Ojo de Agua y los jóvenes paradigmas abrazados en el imborrable Acción Clero Cultural.
Es Fe Violeta…
La salcedense comprometida con el servicio comunitario sin estimular al odio, los rencores y la exigencia de compensaciones a través de un pergamino o el cobro de unos emolumentos materiales.
La odontóloga apacible y cariñosa donde el dolor parecía esfumarse con su simple presencia.
Es Fe Violeta Ortega Guzmán…
La catorcista opositora y luchadora contra la oprobiosa dictadura trujillista.
La madre abnegada y amiga inmensa, faro de amor.
Un ejemplo de mujer latinoamericana digno de emulación.
Fe Violeta Ortega Guzmán…
La hoy huésped en un centro geriátrico donde el supuesto y enigmático destino de la vida procura, infructuosamente, arrancarla del noble corazón del pueblo dominicano.
Pero que conste, se llevará su cuerpo, interrumpirá sus movimientos y su respiración pero, gracias a su inmensa vocación de servicio, el amor a su prójimo y a la patria, continuará prendida para la eternidad, en la conciencia y el accionar de los hijos dignos y nobles de la República Dominicana.
No hay dudas, así es y será…
Gracias Fe Violeta Ortega Guzmán por tu ejemplo patriótico y tu inmensurable bondad.
