SANTO DOMINGO DE GUZMAN, RD.- A Vicenta Vélez, viuda del fusilado coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, no le interesa mucho el debate de si vale o no la pena saber si ciertamente los huesos hallados en la montaña corresponden al hombre que acompañó hasta el final de su lucha.
“El ADN de Caamaño es el pueblo; su pueblo”, expresa quien fuera el consorte del comandante de la revolución de abril del año 1965.
A Vicenta le importa más que los dominicanos reconozcan el valor y sacrificio de Caamaño Deñó como un legado irrenunciable. “Más que enterrarlo en el Panteón Nacional, con Caamaño lo que hay que hacer es desenterrarlo, porque su pueblo no ha conseguido los niveles de libertad, de bienestar, por lo que él y sus hombres lucharon y dieron sus vidas en abril y en las montañas, en Caracoles, en otras épocas”, reflexionó.
Dijo que si existe alguna duda respecto a los restos de su esposo, sugiere que simplemente coloquen el nombre de Caamaño en un placa, donde diga: Coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, presidente de la República, “porque lo que queda es su ejemplo, su acción, su voluntad; porque es como él mismo dijo, la lucha es de los humanos, y la lucha es hasta la victoria”.
Vicenta sacó un momento de su intervención en este debate sobre la figura de su esposo, para recrear uno de esos tantos episodios que vivió con el coronel que agarró el fusil para defender los intereses del pueblo. Cuenta que viviendo en Cuba le advirtió a Caamaño que por sus afanes guerrilleros corría el riesgo de caer preso, y el comandante de la revolución de aquel abril patriótico le respondió asumiendo un gesto serio y pensativo.
“Me dijo: óyeme lo que te diré, si me cogen vivo, me van a tener que matar; me van a picar; me van a quemar, porque sabrán que tienen delante de ellos a un enemigo, y si alguna vez esos restos se encuentran, me gustaría que se quedaran allá arriba, en la montaña, dominando nuestra isla; y el día que se haga la revolución, que me dejen ahí y pongan una bandera”, narró Vicenta.
Claudio Caamaño acepta ADN
“El primero que hizo esa sugerencia fui yo”. Con esta respuesta, Claudio Caamaño, el exguerillero que dice haber hallado los restos del comandante de abril del 65, expresa que está totalmente de acuerdo con que los remanentes de la osamenta de su primo Caamaño Deñó sean sometidos a una prueba de Ácido Desoxirribonucleico (ADN), para determinar su autenticidad.
Claudio envió, además, a este diario copia de la carta que el 12 de octubre del pasado año remitió al senador Félix Nova, de la provincia Monseñor Nouel, donde pedía al congresista que antes de que los restos de Caamaño fueran llevados al Panteón Nacional, se le hiciera una prueba de ADN.
“Los enemigos de las luchas de liberación de los pueblos oprimidos del mundo han negado que estos restos mortales sean los del Presidente Francisco Caamaño Deñó, por lo que solicito a usted que antes de ser llevados los restos mortales de Francisco Caamaño Deñó al Panteón Nacional, se haga a los mismos un estudio científico para desmentir cualquier negación interesada”. Esta misiva fue dirigida al senador Nova, porque fue quien tomó la iniciativa de que los restos del coronel Caamaño descansen en el Panteón Nacional, por su condición de Presidente de la República y héroe nacional.
Ayer, Claudio reiteró su entera disposición de que los restos de su amigo, pariente y compañero de guerrilla sean objeto de un análisis científico que permita despejar cualquier tipo de dudas sobre su autenticidad, como se ha insinuado.
“Yo estoy totalmente de acuerdo, porque estoy completamente seguro de que esos son los restos de Caamaño”, dijo Claudio. Este excombatiente preside la Fundación Caamaño Incorporada, a nombre de la cual se permitiría que los restos del héroe de Abril del 65 vayan a un laboratorio. Lo que se quiere es saber si los huesos sepultados en el cementerio de la avenida Máximo Gómez, el 12 de mayo del 1987, se corresponden con la anatomía de Caamaño. Solo eso.
Claudio envió también a elCaribe varias fotografías, algunas de ellas inéditas, que muestran piezas de huesos de Caamaño y de sus compañeros de lucha también fusilados, Heberto Lalane José y Alfredo Pérez Vargas.
En dos de estas fotografías se ven dos cráneos puestos en posición contraria, que reflejan la forma en que fueron sepultados Lalane José y Pérez Vargas.
La tesis sustentada por Claudio, para probar que su búsqueda durante siete años no fue en vano, es que lo que quedó de Caamaño, después de descuartizado y los intentos de sus matadores de incinerar su cuerpo, lo enterraron en un lado de la tumba y encima de los cadáveres de dos de sus camaradas.
“Habían tres cadáveres en una misma fosa. Entonces, podría pasar que hubiera algunos huesos que estén confundidos con uno de los demás compañeros. Pero eso es lo más grave que podría pasar. Por eso estoy totalmente de acuerdo con que se le haga el ADN, a todos los restos, si es necesario”, sostuvo Claudio.
Este excombatiente buscó los restos de Caamaño desde el 1979 hasta el 2 de mayo del 1987. Fueron siete años de exploración en la montaña de Nizaíto, en La Vega, donde descubrió una tumba con restos que asegura son de Caamaño y dos de los guerrilleros que se quedaron con él, para resistir el escuadrón enviado por el fenecido expresidente Joaquín Balaguer a cazar a los hombres que se atrevieron a desafiar su régimen.
Del ametrallamiento de Caamaño se culpa al exministro de las Fuerzas Armadas, Emilio Jiménez, quien ahora se niega a tratar el tema públicamente.