Por RAUL ALVAREZ URIOTE
COCHABAMBA, BOLIVIA.- También aquí estamos sin líderes hoy…
Pareciera que la “historia” se repite y se extiende como plaga por nuestros países!!!!
¡¡YA BASTA!!…¿te suena conocido? (Parece una epidemia mundial)
¿Te acuerdas de Lee Lacocca, el hombre que rescató a Chrysler Corporation cuando estaba en plena agonía?
Hoy tiene 82 años de edad y acaba de presentar un nuevo libro, titulado
“¿A dónde se fueron todos los líderes?”
Lee Lacocca dice:
“¿Soy el único tipo en el país que está harto de lo que está sucediendo? ¿En dónde diablos está nuestra ira? ¡Deberíamos estar pidiendo a gritos que rueden cabezas! Tenemos a una pandilla de payasos despistados al mando y nos están llevando derecho al barranco; tenemos pandilleros corporativos robándonos descaradamente, y ni siquiera podemos limpiar los destrozos causados por un huracán, mucho menos construir un automóvil híbrido. Pero en lugar de enojarnos, todos nos quedamos sentaditos y callados mientras los políticos dicen, “mantengamos el rumbo”.
¿Mantener el rumbo? Debes estar bromeando. Esto es Estados Unidos, no el maldito ‘Titanic’! Les daré un pequeño consejo: “!Tiren a los tontos por la borda!”
Podrías pensar que estoy senil, que me acabo de caer de mi mecedora, y quizás así sea. Pero alguien tiene que alzar la voz. Difícilmente puedo reconocer a este país.
Los más famosos líderes de negocios no son los innovadores sino los delincuentes. Mientras estamos perdiendo el tiempo con Irak, el Medio Oriente está ardiendo y nadie parece saber qué hacer. Y la prensa está escribiendo “monadas” en vez de hacer las preguntas difíciles. Esta no es la promesa de la “América” que mis padres y los tuyos persiguieron, cruzando el océano para alcanzarla. Ya tuve suficiente; ¿qué hay contigo?
Iré un poco más allá. No puedes llamarte patriota si no estás enojado. Esta es una lucha para la que estoy listo y deseoso. El mayor problema es la crisis! (Iacocca habla más a detalle de lo que llama las 9 C’s del liderazgo, en donde Crisis es la primera).
Los líderes se hacen, no nacen. El liderazgo se forja en tiempos de crisis. Es fácil sentarse tras tu escritorio y hablar. O enviar a los hijos de alguien más a una guerra cuando tú mismo nunca has visto un campo de batalla. Pero otra cosa muy distinta es dirigir cuando tu mundo se está despedazando.
EL 11 de septiembre de 2001, necesitamos de un líder fuerte más que nunca antes en nuestra historia. Necesitamos de una mano firme que nos sacara de las cenizas. No la tuvimos, y aquí estamos.
Estamos metidos en una Guerra sangrienta sin un plan para ganarla y sin planes para abandonarla.
Obama está manejando el mayor deficit en la historia del país.
Estamos perdiendo la ventaja competitiva en manufactura ante Asia, mientras nuestras alguna vez grandes empresas están siendo destrozadas por los costos del sistema de salud.
Los precios del combustible están por los cielos, y nadie en el poder tiene una política energética coherente. Nuestras escuelas están en apuros debido a la falta de liderazgo en los distritos escolares.
Nuestras fronteras son como coladeras…
La clase media está siendo exprimida de todas formas.
Es tiempo de exigir un buen liderazgo.
Pero cuando ves alrededor, uno acaba preguntándose: “¿A dónde se fueron los líderes?” ¿Dónde están los comunicadores curiosos y creativos? ¿Dónde está la gente de caracter, coraje, convicción, omnipotencia, y sentido común?
Menciona un solo líder que tenga una mejor idea para la seguridad nacional que hacernos quitar los zapatos y tirar nuestro shampoo en los aeropuertos.
Hemos gastado miles de millones de dólares construyendo una enorme nueva burocracia, y todo lo que sabemos hacer es reaccionar ante las cosas que ya sucedieron.
Menciona un solo líder que surgió tras la crisis del Huracán Katrina. El congreso aún tiene que pasar días completos evaluando la respuesta al huracán o demandando la rendición de cuentas por las decisiones que se tomaron en las horas cruciales tras la tormenta.
Todo mundo está cruzando los dedos, esperando que eso no sucederá otra vez. Eso es absurdo. Las tormentas ocurren. Acostúmbrate. Haz un plan. Piensa qué vas a hacer la próxima vez.
Menciona un solo líder de industria que esté pensando creativamente sobre cómo restaurar nuestra ventaja competitiva en manufactura.
¿Quién hubiera creído que llegaría el día en el que el término “los tres grandes” se refiriera a empresas automotrices japonesas?
¿Cómo ocurrió esto, y más importante, qué vamos a hacer al respecto?
Menciona un solo líder gubernamental que pueda elaborar un plan para pagar la deuda, o resolver la crisis energética, o el problema de los servicios de seguridad social. El silencio es ensordecedor. Pero éstas son las crisis que están devorandoa nuestro país y ordeñando a la clase media hasta dejarla seca.
Tengo noticias para la pandilla en el congreso. No los elegimos para que se sentaran sobre sus traseros sin hacer nada y permanecer
callados mientras nuestra democracia está siendo secuestrada y nuestra grandeza está siendo reemplazada por mediocridad.
¿De qué tienen miedo?
¿De que algún tarado de NBC o CNN les diga algo? Por favor. ¿Por qué no muestran algo de coraje para variar?
¿Suficiente? Hey, no estoy tratando de ser la voz del apocalipsis. Estoy tratando de encender un fuego.
Estoy alzando mi voz y porque tengo la esperanza, porque creo en Estados Unidos. Durante mi vida he tenido el privilegio de vivir
algunos de los mejores momentos de la historia de Estados Unidos.
Y también experimenté algunas de nuestras peores crisis: la gran depresión, la segunda guerra mundial, la guerra de Corea, el asesinato de Kennedy, la guerra de Vietnam, la crisis petrolera de los años 1970, y las dificultades de los últimos años que culminaron con el infame 11 de septiembre.
Si algo he aprendido, es esto: No llegas a ningún lado si te quedas parado en la orilla esperando que alguien más tome la iniciativa.
Ya sea construyendo un mejor auto o creando un mejor futuro para nuestros niños, todos tenemos un papel que jugar.
Ese es el reto que estoy lanzando en este libro. Es una “llamada de atención” para aquellos que, como yo, creen en América.
No es demasiado tarde, pero pronto lo sera. Así que sacudámonos el polvo y pongámonos a trabajar. Digámosles, “ya es suficiente”.
Nuestro futuro está en riesgo!