Por RAMON ALBURQUERQUE
Los partidos políticos son esenciales al desarrollo de la institucionalidad del estado y a la construcción del desarrollo nacional. Pero no se puede erigir el éxito de una nación sin transparencia, en base a la corrupción, al delito y al crimen.
Cierto que las democracias modelos debieron superar etapas de inmensa corrupción, partiendo de la acumulación originaria de capital donde las clases gobernantes sacaron sus fortunas aprovechando mil oportunidades de poder, contrabandeando, evadiendo impuestos, apropiándose de recursos naturales óptimos, y pagando bajísimos salarios que sacrificaron generaciones, que nacieron y murieron sumidas en la pobreza. Varias familias aristocráticas simplemente saquearon el erario sin escrúpulo alguno.
La peor de las corrupciones es la inequidad social. Las astronómicas diferencias salariales. El uso del gobierno como feudo particular. Cuando el enriquecimiento ilícito se estruja a los mas humildes retándolos a la rebelión. El uso abierto de la fuerza represiva del Estado de las fuerzas policiales y armadas en empresas privadas, en proyectos y familias determinadas, dejando al país sin inseguridad ciudadana.
En fin, se trata de una democracia burda, injusta y canallesca que han construido los llamados partidos del sistema, y los grupos de poder mas atrasados y desalmados de América, donde la gente es el instrumento de explotación por excelencia.
El uso exhaustivo de la demagogia y del desprecios a los principios ideológico, facilita engañar constantemente presentándose los líderes y dirigentes mas connotados como defensores del interés colectivo, cuando los núcleos de cada jefe de estado se blindan de poder y riqueza que obviamente nunca trabajaron, fruto del saqueo mas inmisericorde de los negocios públicos.
El expresidente Leonel Fernández basó parte de su campaña en 1996, denunciando que la corrupción pública se llevaba en las uñas sobre 30 mil millones de pesos anualmente. A su arribo al poder, nunca investigó las mismas. En cambio, se dedicó a convertir el comité político de su partido -o grupo mafioso- en uno de los grupos económicos más poderosos de la nación.
¿Que esperanza tiene entonces la sociedad de moralizar la política, la vida pública, y de lograr que el sector privado, principal factor de corrupción social por que al lado de cada político corrupto existe siempre mas de un empresario corruptor, se someta a las normas del capitalismo ético que prefiere construir y confiar en la seguridad jurídica?
A nuestro humilde entender la principal esperanza reside en los partidos políticos organizados en torno a una ideología, doctrina, valores, tradiciones, y de líderes, que colocan su fuerza intelectual, magnetismo humano y la indescriptible fuerza carismática, al servicio del avance de la sociedad.
Hay que aceptar como axioma, que los pueblos no pueden organizarse y triunfar sin transparencia, tolerando inequidad, delitos y crímenes, porque estos vicios se fundamentan en injusticias y atropellos, que mas temprano que tarde, revientan en rebeldías sociales. Estos modelos han sido precisamente los gobiernos despóticos, dictatoriales o tiránicos que tanto hemos combatido. Por tanto son inaceptables.
Entre los principales partidos políticos nacionales hay dos de tres con identidad ideológica. El PRD desde 1976 proclamado socialista democrático y el PRSC que asumió en 1986 el pensamiento socialcristiano o demócrata cristiano. Aunque sería injusto otorgarle a ambos la misma puntuación en su desempeño público, siendo el PRD escuela democrática nacional, lo cierto es que ninguno, exhibe una conducta digna de su ideología.
Por otro lado, el tercero, PLD, no se le conoce ideología porque siempre zigzagueó del marxismo al desprecio por la democracia, ocultando sus verdaderos sentimientos. Cuando se le creía demócrata emitía proclamas totalitarias de izquierda o de derecha. Por suerte, ya no hay que definirlo, sus hechos lo retratan fielmente.
Por su parte, las izquierdas revolucionarias están tan atomizadas que valen mas como instrumentos de denuncias y reclamos capitales, donde los partidos tradicionales se corrompen y callan. Las izquierdas hacen una valiosa labor de conciencia ciudadana en los casos de explotación de los recursos naturales y en especial los mineros..
Es una pena inmensa que los dirigentes de la cúpula política nacional anden como garrapatas, verdugos sociales o adulones de los grupos de poder, criollos o internacionales, cuando el momento histórico se presta para el surgimiento de voces responsables, de organizaciones metódicas que defiendan valores, principios ideológicos y doctrinales. Cumpliendo el ideal constitutivo del Estado que consiste en procurar el bien común, situándose a justa distancia de intereses personales y grupales.
El momento huele a gloria. Pero faltan líderes y partidos que lleven el pueblo a la tierra prometida. La corrupción descalifica al PLD totalmente. El PRSC perdió la brújula. ¡Lo práctico y lógico es salvar al PRD!
7 de enero de 2013.