WASHINGTON.- El Departamento de Seguridad Interior (DSI) ordenó comprar siete mil fusiles de asalto, al mismo tiempo que el gobierno de Barack Obama propugna en campaña nacional la prohibición de estas armas con alto poder de fuego.
El senador republicano Greg Ball, de Nueva York, difundió un comunicado público para atraer la atención hacia este hecho, el cual criticó como un ejemplo de duplicidad argumental en la administración federal estadounidense y del Partido Demócrata.
La variante de rifle que busca el DSI es el modelo de la OTAN de 5,56 por 45 milímetros, que puede ser semiautomático y de recarga automática, y la primera solicitud gubernamental de compra data de junio de 2012.
De acuerdo con Ball, Seguridad Interior pretende armar a guardias de sus instalaciones que cubran perímetros en espacios cerrados donde estos modelos tienen un probado rango de cobertura mortífera.
El jueves anterior la senadora Diane Feinstein, demócrata por California, presentó un proyecto de legislación para prohibir 150 series de armas de fuego -entre ellas los fusiles copias de modelos militares- y limitar los cargadores a números de 10 cartuchos.
Según el líder mayoritario Harry Reid, el Senado está comprometido a analizar a fondo las propuestas de leyes dictadas desde la Casa Blanca y además considerar otros aspectos de la sociedad norteamericana que contribuyen a la violencia.
Obama develó el nuevo plan gubernamental enfocado en el control de armas un mes después de la peor masacre infantil en Estados Unidos, ocurrida en una escuela de Connecticut el 14 de diciembre.
Se trata de un programa con tres líneas fundamentales: interdicción de fusiles de asalto, limitaciones en la venta de municiones y nuevas pautas para la vigilancia de cheques al comprador.
Desde 1789 la Segunda Enmienda de la Constitución protege en Estados Unidos el derecho de los individuos a portar armas, y cualquier medida contraria a ese precepto encuentra siempre gran resistencia en el Congreso federal.
