CARACAS.- El líder de la oposición venezolana Henrique Capriles criticó este sábado al Gobierno por su decisión de devaluar la moneda casi un 32 % y dijo que los venezolanos dentro de poco podrán volver a decidir sobre el rumbo que debe tomar el país.
Si usted devalúa un 50 % es un golpe directo a cada venezolano», indicó Capriles a periodistas después de que el Gobierno decidiera establecer el tipo de cambio del bolívar con el dólar en 6,3 frente al 4,3 anterior.
El excandidato presidencial a las elecciones del 7 de octubre, que perdió con el presidente venezolano, Hugo Chávez, indicó que una medida así, que calificó de «paquetazo rojo», afecta a todos los venezolanos y desdice a un Gobierno que «había dicho hasta el cansancio que no iba a devaluar».
«Muy pronto va a llegar una fecha otra vez para que el país decida y tome el rumbo de un cambio», señaló, al insinuar la llegada de unas nuevas elecciones, algo que ocurriría si Chávez, que convalece desde el pasado 11 de diciembre de una operación de cáncer en La Habana, no pudiera reasumir la Jefatura de Estado.
Capriles, gobernador del céntrico estado Miranda, que abarca a parte de Caracas, señaló que la devaluación es una «consecuencia de las políticas económicas erradas» del Gobierno y de que «se gastaron todos los recursos en la campaña electoral».
Además dijo que al vicepresidente, Nicolás Maduro, quien encabeza el Gobierno en ausencia de Chávez, «si le damos un tiempo más por lo visto va a terminar de destruir nuestra Venezuela».
El líder opositor señaló que «no había que devaluar» sino «dejar de regalar el dinero de los venezolanos a otros países», cifrando en más de 7.000 millones de dólares la cantidad de recursos que, según él, Venezuela dedica a «regalar» para conseguir lealtades políticas.
Acusó, además, a los funcionarios del Gobierno de decir que se trataba de una decisión de Chávez y no tener «la valentía de asumir las consecuencias de las decisiones que toman».
El Gobierno venezolano anunció ayer la devaluación de su moneda frente al dólar para combatir el «brote inflacionario y especulativo» del país, que mantiene un control de cambio desde hace diez años y no ajustaba su moneda desde 2011.
Además, estableció varias medidas para modificar el sistema de acceso a las divisas en un país en el que la adquisición de moneda extranjera está limitada con controles administrativos.
