De la Plazoleta Hồ Chí Minh y sus Posibles Bemoles

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Parte de la Delegación Vietnamita que Asistió a la Inauguración de la Plazoleta
Parte de la Delegación Vietnamita que Asistió a la Inauguración de la Plazoleta Hồ Chí Minh

POR JUAN CRUZ TRIFFOLIO
Sociólogo – Comunicador
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Transcurrían las primeras horas del Domingo de Ramos cuando de pronto las extensas y rimbombantes peroratas sobre la vida y los aportes del legendario líder vietnamita Nguyễn Sinh Cung, mejor conocido como Hồ Chí Minh, se adueñaron del ambiente.

Desde una imponente tarima algunos de los principales representantes del municipio Santo Domingo Este escuchaban con absoluta atención los interminables discursos que anunciaban la formal inauguración de una amplia y atractiva plaza pública con la que se espera honrar la memoria y el accionar solidario del referido dirigente asiático, quien con sus sobrenombres procuraba ser recordado, unas veces, como “El Que Ilumina” y otras tantas, como “El Patriota” y “El Que Odia a los Franceses.

La solemnidad salpicada por la retórica de izquierdistas de nuevo cuño con pretensiones de mostrarse doctos en el manejo de la arenga que enarbola las denominadas virtudes de la solidaridad internacionalista, sin importar suscitar bostezos entre los asistentes a la actividad, generó la pausa necesaria para de inmediato proceder al desvelamiento del busto del histórico Hồ Chí Minh, colocado en un modesto pedestal y ubicado en el centro de la nueva plazoleta.

Aunque la obra inaugurada dista mucho de la majestuosidad que actualmente exhibe el Mausoleo Ho Chi Minh, en Hanói, en cierto modo, su iniciativa, en Santo Domingo Este, atendiendo a sus patrocinadores, parece no estar alejada de las razones que indujeron, hace poco tiempo, a realizar una acción similar en Caracas, Venezuela.

Desde un principio, el atractivo espacio urbano puesto a disposición de la municipalidad, particularmente, nos llenó de satisfacción en tanto, fuera de constituir una expresión de nobleza en el reconocimiento de una figura internacional con méritos sobrados, también, por el hecho de su localización, –a pocos metros de nuestro modesto hogar, ha generado una significativa plusvalía no esperada.

Aunque desconocemos quién o quienes decidieron levantar la obra en el espacio hoy ocupado, cuál ha sido el monto económico invertido y de dónde procedieron los fondos para su edificación, por los resultados y sus repercusiones inmediatas, saludamos positivamente la concreción de la plaza pues, además de servir para el hermoseamiento, permitirá no olvidar el sacrificio y la solidaridad internacional mostrada por un incansable y amante luchador por las libertades, quien sin dudas ha alcanzado una dimensión casi divina, llegando la imagen de Hồ Chí Minh a ser impresa en el papel moneda de su pueblo y su retrato resalta en fachadas prominentes en muchos de los edificios gubernamentales de su nación.

Lo que en realidad podría preocuparnos es el futuro inmediato de la Plaza Hồ Chí Minh en función de lo que frecuentemente ocurre con la protección y el mantenimiento de plazoletas similares en el municipio Santo Domingo Este, donde ambos criterios no parecen estar contemplados en la carpeta de prioridades de la Alcaldía y que por tanto, suelen ser asumidos como parte de las responsabilidades de un organismo arropado de muchas limitaciones como lo es la Dirección General de Embellecimiento Urbano.

Juan Cruz Triffolio
Sociólogo – Comunicador
Autor del Artículo

Como ejemplos que laceran la consciencia colectiva de los nobles residentes en el referido municipio vale resaltar el estado de abandono que constantemente proyecta el denominado parque en honor a Gilberto François –Betico- Croes, considerado como “el padre de la nación de Aruba”, en donde una tarja permanece cubierta de malezas y envuelta en planchuelas de metal para evitar su sustracción.

Algo similar es posible afirmar de la placita que procura honrar al doctor José Francisco Peña Gómez, una de las figuras estelares de la política criolla, ubicada a poco metros de la hoy Plazoleta Hồ Chí Minh, en donde malandrines hacen de las suyas sin que se observe la intervención efectiva de una autoridad municipal, tal como también sucede en la denominadas Plazas Iberoamericana y Estados Unidos, en la cercanía del Faro a Colón, donde además de agregarse como expresión de irrespeto y desprotección, el robo de lámparas eléctricas, el bandolerismo y la actividad amatoria a cualquier hora, se percibe una acumulación constante de desechos sólidos de toda naturaleza.

Sin necesidad de hiperbolizacion, quizás sea prudente recordar, sobre todo para aquellos que no conocen, que el área verde donde se encuentra enclavada la Plaza Hồ Chí Minh continua siendo el escenario ideal y frecuente donde más atracos se registran, a cualquier hora del día y la noche, en Santo Domingo Este y como muestra de la peligrosidad de la zona tal vez sea valioso resaltar que, hace a penas algunas semanas, a pocos días de iniciarse el levantamiento del pedestal donde descansa el busto del líder vietnamita, un grupo de delincuentes, armados, logró sustraer algunos de los cables que alimentaban las lámparas que iluminan la obra, sin mostrar temor ante quienes los observaron.

Definitivamente, la dilatada y llamativa Plaza Hồ Chí Minh, para bien o para mal, es hoy una realidad.

Ojalá mañana no termine transformándose en un olvidado y destartalado busto que permita justificar, la visión que hasta el momento de su muerte mantenía un veterano político criollo, quien al hablar de las ciudades donde existen muchas estatuas, bustos y monumentos, recordaba que siempre se abren amplios espacios para que los enfermos mentales, delincuentes e inmorales, realicen, sin limitación alguna, sus necesidades fisiológicas a plena luz del día o en la tranquilidad de la noche.

Sin pesimismo alguno, dejemos el tiempo discurrir…!!