POR EDWIN BOHORQUEZ AYA
¿Será que la estrategia de poner al frente de la Secretaría de Comercio de los Estados Unidos a una mujer de negocios, reconocida capitalista, organizada empresaria y famosa benefactora de las dos campañas políticas que llevaron a Barack Obama a convertirse en el presidente del país más poderoso del mundo, logrará sacudir a la adormecida economía norteamericana y la pondrá, como una de sus empresas -basada en el comercio, claro está-, a marchar sobre los maravillosos, exitosos y anhelados números verdes?
A favor, como en las apuestas de Las Vegas, tiene mucho por sumar. Es joven -tiene 54 años-, ostenta una riqueza e influencia familiar indiscutible -puede ser determinante en materia de relaciones comerciales-, conoce como muy pocas la fórmula del éxito en materia comercial –la Casa Blanca la catalogó como una de las mujeres más respetadas en el mundo empresarial de Estados Unidos- y, para completar la ecuación, es buena en concretar acuerdos con trabajadores e industriales que lleven a generar indicadores de confianza y productividad.
En su contra, que en resumidas cuentas podría ser lo que pesaría en su nombramiento o la función de su cargo, es que su padre es la cabeza de una cadena hotelera criticada por sus problemas laborales. “Hyatt mantiene un conflicto abierto con los principales sindicatos del país, quienes la acusan de violar las condiciones de seguridad laboral de sus trabajadores, detalla la agencia EFE. Richard Trumka, líder de la mayor sociedad de sindicatos de ese país, ha pedido hasta el cansancio un ‘boicot’ contra la cadena de hoteles de lujo.
Formada en la universidad de Harvard como licenciada en Economía, Pritzker tiene en sus anales un Master and Business Administration (MBA) y un doctorado en la universidad de Stanford. Es una financiera apasionada, tienen una capacidad de persuasión elevada que le dio para conseguir muchos de los grandes fondos que necesitó la campaña de Obama tanto en el senado como en la presidencia y, como adición a su perfil, tiene en su hoja de vida la participación activa en el Consejo Presidencial sobre Empleos y Competencia, además de la Junta Asesora de Recuperación Económica de la presidencia.
Pero su influencia no es solo económica. Una carta oculta se está jugando Obama con su nominación. Por su ascendencia judía, Pritzker podría ser recibida como el engranaje perfecto en las relaciones y conversaciones de paz que tanto ha citado el presidente de Estados Unidos frente al conflicto entre Israel y Palestina.
Ahora, en las manos del Senado, está su aprobación como Secretaria de Comercio, la posición que viene desempeñando la secretaria interina Rebecca Blank, desde la conocida renuncia, por causas de salud, de John Bryson. Pritzker “tiene más de 25 años de experiencia en gestión y en industrias» y «ha levantado compañías desde la nada», por lo que «sabe bien que ningún programa gubernamental por sí solo puede reemplazar a un gran empresario». Esa es, en tres frases, la nueva ficha de Obama. O por lo menos, como el presidente delos norteamericanos se la está presentando al mundo del comercio.