VENEZUELA.- Cuando la polémica estaba un poco calmada, Vladimir Villegas dijo no.
Renunció a la posibilidad de ser el director de Globovisión, el canal venezolano que acaba de cambiar de dueños y que a lo largo de los últimos años fue abiertamente opositor al gobierno de Hugo Chávez y ahora de Nicolás Maduro.
Las críticas se levantaron en ciertos sectores de la oposición que insinuaban la “oficialización” del medio: Villegas fue embajador de Venezuela en Brasil y en México, antes de ser vicecanciller en 2007 —año en que se distanció del Gobierno—, y todos estos cargos los ocupó cuando Hugo Chávez ejercía como presidente. Además, es hermano de Ernesto Villegas, quien actualmente es ministro de Comunicación.
Después de rechazar la posibilidad de ser el director de Globovisión, cuando su nombramiento ya parecía una realidad, Vladimir Villegas conversó sobre los motivos que lo impulsaron a tomar esa decisión y sobre la situación del periodismo en medio de la recia polarización política que experimenta su país.
Actualmente pasa sus días trabajando como periodista en Unión Radio y tiene una columna en el diario El Universal, un periódico con enfoque opositor.
¿Qué lo llevó a rechazar la dirección de Globovisión? ¿Tuvo algo que ver la línea editorial del medio?
Más que la línea como tal, la diferencia fue con mis competencias como director. Ellos querían crear un consejo editorial del que no se había conversado cuando iniciamos nuestros contactos. Ese consejo era una especie de mecanismo de control de la acción del director, entonces no estuve de acuerdo.
¿Quiénes eran los miembros de ese consejo editorial?
Está compuesto por los accionistas de la empresa. Esto, por supuesto, en la conducción diaria de un medio no es muy viable. No es una situación fácil de manejar. Yo opté por no seguir con la relación como se había establecido.
¿En algún momento se le insinuó que debía seguir alguna tendencia editorial?
No, eso estuvo claro siempre. Tenía que ser un canal que buscara las diversas fuentes, que abriera la información a otros sectores, que no se limitara a hacer lo que se estaba haciendo. Que fuese mucho más periodístico. El problema está en que ellos también querían un director de más bajo perfil, y mis características no son esas. Uno entiende qué es lo que hay de por medio: está la reserva por el temor a que de repente mi actitud pueda generar conflicto con sectores de poder.
¿Pero entonces la idea era ser menos opositores?
No, nunca se planteó. Ni opositores, ni de gobierno. La idea era hacer periodismo, abrir el canal a la diversidad informativa. Eso era lo que habíamos conversado.
¿En alguna medida tuvo que ver que su hermano estuviera en el Gobierno?
Eso no tuvo absolutamente nada que ver. Ese hecho no tiene ninguna importancia.
¿Se puede hacer periodismo independiente en medio de una polarización tan fuerte como la que vive Venezuela?
Creo que es una necesidad. No es que se pueda, se tiene que hacer periodismo real y no insípido. El periodismo siempre va a tener conflictos con el poder. Lo que pasa es que también Globovisión había entrado en una dinámica de confrontación, y esa dinámica fue la misma en la que entró el país. Se trata de que todos los medios hagamos bien el trabajo. La oposición tiene que hacer el suyo y el Gobierno también. El partido de gobierno no puede pretender usar el canal del Estado como circuito cerrado.
¿Qué opina del llamado de Maduro a que los medios definan si están en contra o a favor del Gobierno?
Los medios no pueden estar, a priori, a favor ni en contra del Gobierno. El medio tiene que estar a favor del derecho a la información de los ciudadanos.
¿Cómo ve la reacción del Gobierno a las denuncias y críticas que vienen desde la prensa?
El Gobierno es muy susceptible, es hipersensible. Tiene una hipersensibilidad desde hace mucho tiempo y en eso tiene que trabajar. Esa hipersensibilidad hace que sus reacciones no sean las mejores. Yo los invitaría a entender que el rol del periodismo es, en gran medida, ser crítico. Buscar lo que se oculta detrás de la verdad oficial. Yo soy militante del periodismo autónomo, en el sentido de que no dependa de ningún poder. Eso es lo que me ha enseñado la experiencia periodística, es lo que nos conviene.
¿Pero cómo lograrlo cuando las descalificaciones entre oficialismo y oposición son constantes?
Creo que tiene que haber una reingeniería tanto en el periodismo público como en el privado. Ese tipo de tendencias tienen que ser aisladas porque son expresiones de los extremos que hacen daño al país, los extremos y la intolerancia, la falta de espacios para que los venezolanos podamos expresar nuestras diferencias en democracia. Yo no comparto ese periodismo de alcantarilla, como yo diría. Soy partidario de un periodismo respetuoso y no complaciente. Que sea respetuoso, pero que no sea adulante.
¿Hay libertad de prensa en Venezuela?
Hay, pero aplican ciertas condiciones. Hay libertad de prensa con restricciones, con amenazas y con riesgos. Si no tenemos un sistema judicial autónomo es un riesgo hacer periodismo, por razones obvias. Los jueces están identificados con el Gobierno. Además de eso, nunca ha habido una total libertad de expresión en Venezuela, porque recuerde que los dueños de los medios de comunicación también tienen sus intereses. Esa es una eterna pugna y los periodistas estamos en el medio. Somos los peones de esa batalla.