Fujimori necesita nuevo tratamiento para su depresión en la cárcel

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El diagnóstico depresivo surgió luego de que respondiera a un "mini-mental test".
El diagnóstico depresivo surgió luego de que respondiera a un «mini-mental test».

PERU.- El septuagenario expresidente peruano Alberto Fujimori, quien cumple una condena de 25 años dictada en 2009, necesita un mejor tratamiento médico para controlar la depresión que padece, dijo el siquiatra Jorge Castro, cuya opinión fue clave para que el gobierno le denegara el indulto humanitario.

«El tratamiento llevado a cabo no ha sido el mejor (…). La medicación y la psicoterapia han sido insuficientes», indicó Castro en una entrevista con la revista peruana Caretas difundida este jueves.

El siquiatra señaló sin embargo que «los exámenes practicados a Fujimori demuestran que su depresión es tratable en prisión», aunque admitió que «una depresión grave puede llevar al suicidio».

El diagnóstico depresivo a Fujimori, de 74 años, surgió luego de que respondiera a un «mini-mental test», una prueba sicológica para medir la depresión, que se le realizó este año.

La prueba fue evaluada por cinco siquiatras que conformaron un equipo de 12 médicos, que presentó sus conclusiones a la comisión de gracias presidenciales del gobierno peruano.

Castro, de 72 años, fue convocado por el ministerio de Justicia para aclarar el reporte de sus cinco colegas siquiatras, ya que tres de ellos decían que Fujimori padece «depresión severa con riesgo suicida» y los otros dos que se trataba de un «episodio depresivo moderado».

El presidente Ollanta Humala denegó el viernes pasado el pedido de indulto humanitario a Fujimori, alegando que éste «no tiene enfermedad terminal, no tiene trastornos mentales», entre otras razones.

El médico admitió que en el caso de la depresión de Fujimori «ha habido un sesgo un poco fatalista de que esto no tiene solución» por parte de los allegados al exmandatario. «Y esto no es así», acotó el médico.

Fujimori y sus cuatro hijos presentaron hace ocho meses el pedido de indulto señalando temer por la vida del expresidente porque sufre de depresión y requiere tratamiento permanente para un cáncer recurrente en la boca del cual ahora está curado.

El exgobernante cumple en una base policial de Lima una sentencia de 25 años por homicidio, tortura y corrupción cometidos durante su gestión entre 1990 y 2000, década en la que gobernó con mano dura Perú en el marco de un conflicto contra la guerrilla maoísta Sendero Luminoso.