COLOMBIA.- La lucha por la vida de su hijo terminó para alias Sandra el día que su cuerpo empezó a evidenciar lo inevitable.
Había tratado de ocultar su estado de embarazo para proteger la vida del que hasta ese momento, era su razón de vivir.
La barbarie que un día vio cometer contra cientos de ciudadanos la vivió en carne propia al escuchar del cabecilla alias Jacinto la orden de abortar.
Se rehusó y a cambio recibió intimidaciones y castigos.
Sin embargo, esto no fue suficiente para el cabecilla, que bajo la amenaza de muerte la obligó a abortar.
Esa fue quizá una de las pocas veces que alias «Sandra» salió del campamento.
Fue sacada con el único fin de ser llevada a un lugar clandestino para practicarle un aborto con dos semanas de gestación.
Totalmente débil ingresó nuevamente, pero esta vez, llena de resentimiento y dolor buscó la forma de fugarse después de los fuertes combates para encontrar la protección de los soldados de la Brigada Móvil N29, quienes realizan constantes operaciones militares en zona rural del municipio de Caldono, lo cual ha provocado el repliegue de los terroristas hacia áreas más alejadas.
Tres años antes había dejado su vida y su familia por perseguir un supuesto ideal y el sueño de una vida mejor, pero pronto la realidad le mostraría la crudeza del terrorismo que practicaban sus compañeros.
Por tres largos años fue cómplice de las acciones que los integrantes de la columna móvil Jacobo Arenas de las Farc realizaban contra la población civil y miembros de la Fuerza Pública, pero jamás pensó que lo harían con ella.
Hoy, esta joven mujer de tan solo 22 años de edad, pide justicia.
Si bien, la vida de su hijo no la podrá recuperar, ella espera que el asesinato de ese ser inocente y el de muchos otros no queden impunes.
Y es que las cifras de abortos a mujeres guerrilleras, dentro de las Farc, son considerables.
En lo corrido de este año la Fuerza de Tarea Apolo ha recibido a más de 13 desmovilizadas que afirman que esta práctica es muy común en los campamentos.
Una de ellas, alias Margarita, enfermera de las Farc, quien se desmovilizó el pasado mes de mayo, aseguró que se vio obligada a realizar cientos de abortos a sus camaradas.
“Con toda certeza seguirán y con mayor intensidad las operaciones militares enmarcadas dentro del respeto a los Derechos Humanos y al Derecho Internacional Humanitario en toda el área de operaciones, y con mayor énfasis en los municipios del norte del Cauca y sur del Valle para alcanzar la tranquilidad a través de la neutralización en combates, la rendición y/o la entrega voluntaria de los terroristas”, señaló la Fuerza de Tarea Apolo del Ejército Nacional