La Niña de Miel

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La niña de Miel se ganó este mote porque se dedicaba a vender este apreciado dulce natural, lo que le permitió lograr su sueño de pedalear en bicicleta.
La niña de Miel se ganó este mote porque se dedicaba a vender este apreciado dulce natural, lo que le permitió lograr su sueño de pedalear en bicicleta.

Por Cándida Figuereo

Lo que son nuestros niños en esa etapa vulnerable y su tránsito hacia la adultez está intrínsicamente relacionado con las enseñanzas de los padres o de uno de ellos porque la tendencia es a la crianza unilateral en una balanza que se inclina hacia la madre o la abuela.

Es justamente en el período de la inocencia que hay que empezar a moldear a los hijos sobre el valor de las cosas y el respeto a los demás.

Eso fue lo que hizo Don Gregorio con su hija de Miel (nombres ficticios) cuando la niña le pidió lo que era su mayor deseo.

Al igual que la niña de Miel, es frecuente que otros chiquillos tengan la misma aspiración aunque hay anhelos que usualmente son inalcanzables cuando se trata de padres con limitaciones económicas para complacer «antojos».

Otros padres, aún disponiendo de recursos, entienden que el dinero no se debe tirar por la borda por un simple juguete que a los pocos días estaría hecho trizas.

Son los papás acaudalados que usualmente complacen en todo a sus niños, aunque sean unos tajalanes. A estos la plebe les llama los hijos de papi y mami porque lo tienen todo sin saber lo que cuesta y mucho menos de donde sale ese dinero.

Don Gregorio se gana el pan con el sudor de su frente. Es un excelente ingeniero Agrónomo y dedica parte de su tiempo a la apicultura.

Fue así como su niña, en una de las visitas al terreno donde estaba la producción de abejas, se le ocurrió meterse a una colmena. El susto de Don Gregorio fue en vano, la niña salió ilesa de aquél enjambre, probablemente estos insectos pensaron que era su reina.

Para que lograra su juguete predilecto, el papá dijo a la hija que tenía que ganarlo. Ella asumió el reto: en el entorno del vecindario vendía la miel que gustosamente le compraban. En ese entonces los vecinos veían a los demás niños como propios.

La niña de Miel se ganó este mote porque se dedicaba a vender este apreciado dulce natural, lo que le permitió lograr su sueño de pedalear en bicicleta.

Poco después le robaron la bici a la niña de Miel y su padre le compró otra nueva sin que tuviera que seguir vendiendo el producto.

En la actualidad esa niña de Miel es una profesional y próspera empresaria dueña de un supermercado, que aprendió de su padre que trabajando se puede llegar hasta donde se quiera.