Corre su carro con aceite de cocinar

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El carro de la famosa película “Back to the Future” corría con plutonio, pero el de José Moró Camacho se mueve con algo más simple: aceite de cocinar
El carro de la famosa película “Back to the Future” corría con plutonio, pero el de José Moró Camacho se mueve con algo más simple: aceite de cocinar

MOCA, PUERTO RICO.- José Moró Camacho ha corrido la seca y la meca con aceite usado. Su esposa también. Y es que un día, estando en una tienda de piezas de auto, estaban dando por televisión un programa donde transmitían un reportaje de biodiesel.

“Cuando lo vi, eso fue la inyección”. El ex profesor de la academia AutoMeca en Aguadilla, con experiencia de 25 años en electromecánica y quien tiene un taller en la carretera PR 111 en Moca, logró desarrollar la fórmula para correr un carro diesel eficientemente con aceite usado de cocinar.

¿De dónde obtendría su materia prima? Pues de las cocinas de por ahí. “El aceite usado te lo regalan en los restaurantes o en los kiosquitos de frituras que buscaban cómo disponer del aceite”. Pero primero tenía que obtener un carro diesel, que son los compatibles con esa mezcla de aceite procesado.

Su primer carro diesel fue un Isuzu Imax del 1984. “Yo empecé desde cero a buscar información por Internet y llamé a un amigo que es mecánico y le dije, ‘necesito de emergencia un motor diesel, ya sea un carro o una guagua pick-up’. A los dos días me dijo: ‘te tengo el carrito’”.

Buscó precios de productos para producir el biodiesel y empezó todo “homemade”. Consiguió una serie de tanques, calentadores, bombas y agitadores mecánicos, donde se haría la mezcla -que según aprendió en Wikipedia- requiere de un litro de aceite vegetal, 200 mililitros de metanol y 3.4 gramos de soda cáustica o lejía (NaOH). Si el aceite fuera usado, se utiliza mas lejía, de acuerdo con la acidez (pH) del aceite.

Luego de diseñar los tanques de producción donde haría la conversión de aceite usado reciclado a biodiesel, empezó a experimentar con diferentes cantidades de prueba, hasta que al final logró dar con los procesos adecuados y conseguir la fórmula perfecta.

“La mezcla química hay que calentarla, mezclarla con los químicos y agitarla por al menos una hora. Después se deja asentándose para separar la glicerina del biodiesel. Hay que lavarlo, agitarlo y secarlo para poderlo utilizar. Ese proceso te puede tomas varios días”, detalló.

Pero no quedó allí. Para poder economizarse el largo proceso de conversión, los materiales y los químicos, decidió utilizar el aceite puro, que sencillamente se filtra. Es decir, de la sartén al tanque.

Para esto, tuvo que hacerle unas modificaciones al vehículo, que le costaron entre $300 y $500. “Se le puso unos intercambiadores de calor, porque hay que calentar el aceite antes de que entre a la bomba de inyección para que esté más diluido y menos viscoso”.

Además del intercambiador de calor, le tuvo que añadir un tanque extra, porque el carro prende en diesel, tiene que esperar a que entre en su temperatura de operación normal y entonces se le aprieta un botoncito, que es una válvula distribuidora para cambiar de un tanque al otro. Para apagar el carro, sucede lo mismo, pero a la inversa.

Moró Camacho logró correr tres vehículos que llegó a preparar con este sistema. En un principio llegó a consumir apenas $0.20 por litro. Seis años más tarde de su aplicación a este recurso, aún corre con $10 por una semana, a razón de $0.40 por litro de biodiesel.

Su esposa utilizó también este sistema en un Mercedes SD del 1982, de los últimos modelos diesel turbo que llegaron a la Isla. Este vehículo lo usó por un año para ir a su trabajo.

Hoy, Moró Camacho se mantiene trabajando en un modelo de auto Kia Sportage del 1997 que, con unos arreglitos, puede durarle varios añitos más.

Las emisiones del escape de estos vehículos -según Moró Camacho- son prácticamente imperceptibles. El experto asegura que lo que emiten sus carros es CO2, que “es lo que una planta procesa”.