CIUDAD DEL VATICANO.- La Santa Sede publicó hoy un cuestionario de 38 preguntas sobre los temas más problemáticos de la pastoral familiar, en las que pide opinión a los fieles en temas como la contracepción, las parejas de hecho heterosexuales y gais, y la comunión a los divorciados vueltos a casar.
Se trata de un apéndice del documento preparatorio del Sínodo de Obispos, que se celebrará del 5 al 19 de octubre de 2014.
Las preguntas permitirán a las parroquias participar activamente en la preparación del Sínodo Extraordinario, que tiene como objetivo difundir el Evangelio ante los desafíos pastorales actuales sobre la familia.
En el apartado «Sobre la pastoral para afrontar algunas situaciones matrimoniales difíciles», el documento enviado a las Conferencias Episcopales pregunta por la cantidad de divorciados, separados y parejas de hecho en las distintas parroquias católicas y cómo viven aquellos que han sido bautizados en esta situación, si se sienten «marginados o sufren por la imposibilidad de recibir los sacramentos».
«¿Podría una simplificación de la práctica canónica al reconocer una declaración de nulidad del matrimonio facilitar una contribución positiva para las soluciones de los problemas» de los católicos divorciados?», pregunta el cuestionario.
En el siguiente apartado sobre «uniones de personas del mismo sexo», el documento inquiere si existe en el país una ley civil de reconocimiento de estas uniones equiparadas al matrimonio y qué actitud asumen las iglesias ante esta situación.
«¿Qué atención pastoral es posible desarrollar en relación a las personas que han elegido vivir según este tipo de uniones?» y, en vista de la transmisión de la fe, ¿En el caso de personas del mismo sexo que hayan adoptado niños?
Según el documento preparatorio del Sínodo, la debilidad o el abandono de la fe en el sacramentalidad del matrimonio hace «urgente y «necesaria» la propuesta de los Evangelios sobre la familia.
«En el tiempo que estamos viviendo, la evidente crisis social y espiritual llega a ser un desafío pastoral, que interpela la misión evangelizadora de la Iglesia para la familia, núcleo vital de la sociedad y de la comunidad eclesial», afirma.
La importancia del tema surge del hecho que el papa ha decidido establecer para el Sínodo de los Obispos un itinerario de trabajo en dos etapas: la primera, la Asamblea General Extraordinaria de 2014, ordenada a delinear el «status quaestionis» y a recoger testimonios y propuestas de los obispos para anunciar y vivir de manera creíble el Evangelio de la familia; la segunda, la Asamblea General Ordinaria del 2015, para buscar líneas operativas para la pastoral de la persona humana y de la familia.
Hoy -señala el documento- se presentan problemáticas inéditas hasta hace unos pocos años, desde la difusión de parejas de hecho, que no acceden al matrimonio y a veces excluyen la idea del mismo, a las uniones entre personas del mismo sexo, a las cuales a menudo es consentida la adopción de hijos.
Entre las numerosas nuevas situaciones que exigen la atención y el compromiso pastoral de la Iglesia, destacan también los matrimonios mixtos o interreligiosos, la familia monoparental, la poligamia, los matrimonios concordados con la consiguiente problemática de la dote, el sistema de castas y la difusión de la maternidad subrogada, entre otros.
Pero, sobre todo, en el ámbito más estrictamente eclesial, el debilitamiento o el abandono de fe en la sacramentalidad del matrimonio y en el poder terapéutico de la penitencia sacramental.
Por lo tanto, una reflexión del Sínodo de los Obispos sobre estos temas parece tanto necesaria y urgente, cuanto imperativa, señala.
«La doctrina de la fe sobre el matrimonio ha de ser presentada de manera comunicativa y eficaz, para que sea capaz de alcanzar los corazones y de transformarlos según la voluntad de Dios manifestada en Jesucristo», sostiene el documento.
«La belleza del mensaje bíblico sobre la familia tiene su fundamento en la creación del hombre y la mujer, ambos hechos a imagen y semejanza de Dios. Unidos por un vínculo sacramental indisoluble, los esposos viven la belleza del amor, de la paternidad, de la maternidad y de la dignidad suprema de participar así en la obra creadora de Dios», asegura.