Por Ernesto Guerrero
Este país se jodió, ahora tenemos que producir para mantener dos naciones. Los haitianos vienen y compran todo, hasta las plantas ornamentales que venden en el centro de Petion Ville se las llevan de aquí. Gastan más de 1,500 millones de dólares cada año, se han situado como nuestro segundo socio comercial, eso sí!, nosotros les compramos doscientos cincuenta millones cada año.
Después del terremoto fuimos los primeros en llegar con comida caliente y equipos para remover los escombros, nuestro pueblo mostró una verdadera solidaridad. También, después del terremoto, se activaron nuestros puertos y aeropuertos, aumentaron las ventas, muchos extranjeros llegaron e hicieron turismo, y gran parte de la ayuda a Haití se gastó en la Republica Dominicana.
El gobierno dominicano organizó foros, pidiendo ayuda para Haití y hasta construyó una universidad (hoy usufructuada) pero a cambio solo promovió que sus socios fueran incluidos en la reconstrucción y desarrollo del vecino país. Empresas constructoras y comerciantes dominicanos ganaron dinero, y en el año 2010 nuestro país tuvo un crecimiento económico mayor que los otros países de la región.
Los traemos de Haití, les pagamos salarios bajo, sin seguros ni pensiones, construyen nuestros palacios incluyendo la cancillería y el metro de Santo Domingo. Los tenemos ocupados en nuestros hogares, fincas y negocios a sabiendas que son una población con bajas tasas de delincuencia, sobre todo los recién llegados, porque los que están aquí ya tienen mañas y quieren que les paguemos igual que a los dominicanos.
Permitimos que sus ricos inviertan, promovemos que los estudiantes universitarios se inscriban y paguen por sus estudios, además les aceptamos que multipliquen sus iglesias evangélicas para dar albergue a los cristianos dominicanos desilusionados con el liderazgo de la iglesia católica.
El aporte de los inmigrantes haitianos en actividades claves como la construcción, la agricultura, las labores domésticas, el cuido, etc. han contribuido significativamente en el crecimiento económico y social de este país, y sus aportes superan por mucho el gasto que hacemos en salud y educación.
