El Triunfo Ajeno

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La República Dominicana está repleta de triunfadores anónimos en los diferentes peldaños del statu en que la holgura o la minusvalía económica colocan a cada quien en la escalera social.
La República Dominicana está repleta de triunfadores anónimos en los diferentes peldaños del statu en que la holgura o la minusvalía económica colocan a cada quien en la escalera social.

Por CÁNDIDA FIGUEREO

El triunfo ajeno debe asumirse como propio y la felicidad que provoca en quien lo obtiene debe servir de referente en el sentido de que si se trabaja ardorosamente por un propósito se puede vencer, amén de que las victorias en buena lid son hermosas y deben ser aplaudidas.

Así piensa la mayoría de la gente de buen corazón, la que se alegra de la victoria del otro en este mundo que es pura competencia.

No se debe influir para escamotear por envidia el triunfo ajeno, cuando quienes abogan en ese sentido por celos o por cualquiera otra razón saben de manera visceral que no son capaces de llegar a la gatera aunque les empujen.

La República Dominicana está repleta de triunfadores anónimos en los diferentes peldaños del statu en que la holgura o la minusvalía económica colocan a cada quien en la escalera social.

Es el caso, por ejemplo, de nuestros agricultores que de manera unilateral o en pequeños grupos son parte de los artífices de nuestro sustento a través de su variedad de rubros.

Otro soporte excelso es el de la enseñanza, donde nuestros maestros dejan el forro en su esfuerzo instruyendo a los alumnos para que el país tenga mejores hombres y mujeres y se sumerja la inequidad.

En las variopintas realidades de nuestra cotidianidad se debe luchar por alcanzar nuestros logros, pero jamás a costa de dañar a otros para anotarnos tantos que no poseemos.

Aferrarse a sentimientos que no sean positivos equivale a respirar cada día elevados niveles de monóxido de carbono que lo pueden ausentar de este excitado mundo.

Lo anterior se produce cuando se tienen diferencias con otras personas o estas no lo complacieron en algo y se guardan esos recuerdos a los fines de represalias ulteriores. Saque ese veneno de su corazón y será feliz.

Deje el río correr sin que las olas le arropen. Lo que está para una persona nadie, absolutamente nadie, se lo arrebatará. El que obra mal, termina mal.

El que obra bien, termina bien.

Haga del triunfo ajeno el propio y así serás más feliz y más puertas se abrirán.