Por Diómedes Núñez Polanco
El partido fundado por Juan Bosch durante los años aciagos de la Guerra Fría y considerado por el mismo como su obra más importante, después de 40 años de historia y de haber propiciado cuatro gobiernos en cuya elección ha obtenido más del 50 por ciento del electorado, a pesar de cualquier dificultad, mantiene una trayectoria creciente y con admirable fortalezas institucionales.
El PLD es parte de la historia nacional. El solo hecho de haber sido pensado y creado por un personaje de las condiciones intelectuales, patrióticas y de la dimensión internacional de Bosch, lo coloca en ese sitial; a todo esto se suma su impronta en la vida del país durante casi medio siglo y 13 años y medio de ejercicio gubernamental, con más de 9 años y 6 meses de manera consecutiva.
Ahora ha finalizado su VIII Congreso Comandante Norge Botello, con la elección de los comités Central y Político. En sus cuatro décadas de fundado ha celebrado ocho congresos consecutivos, el único partido que ha logrado de forma participativa y democrática realizar sus eventos estratégicos y de cambio o remoción de sus autoridades. Los congresos realizado son: el Primero, llevado a cabo en 1978, en honor a Napier Díaz González; el II a Nin Diplan (1982), el III a Jaime Vargas (1986), el IV a Félix Servio Docoudray y Miguel Soto (1990), el V a Enmanuel Espinal (1994), el VI a Juan Bosch (2000) y el VII a Rafael Kasse Acta (2004).
Durante el VIII Congreso se constituyeron Comisiones de trabajo para elaborar los documentos utilizados como material de discusión de los organismos partidarios. Se generaron 15 ejes temáticos: Declaración de Principios y Estatutos, Línea Organizativa, Línea Política Nacional e internacional, Formación Política, Relación Partido-Gobierno-Sociedad, Comunicaciones, Asuntos Electorales, Juventud, Mujer, Asuntos Legislativos, Asuntos Municipales, Dominicanos/as en el Exterior, Finanzas, Resolución de Conflictos y Ética y Disciplina.
Tras la finalización de los trabajos del VIII Congreso y la elección de la cuota pendiente de las autoridades de los comités Central y Político, son muchas las tareas que le aguardan al PLD. Ya se establecerán las fechas en que serán renovadas las direcciones de Circunscripciones, Provinciales, Municipales y Distritales, así como las de las Seccionales del exterior.
Entre los primeros desafíos que tiene el partido, figura el afianzamiento del legado político, ético, humano y patriótico de Juan Bosch en la organización y en la sociedad dominicana, para lo cual hay que retomar, de manera sistemática, la formación política. Con ello, se profundizará en el conjunto de valores que dieron origen al PLD: hay que volver a las raíces.
Esta tarea se hace más necesaria, si se toma en cuenta la época en que vivimos: finales del siglo XX y comienzos del XXI, cargados de complejidades, incertidumbres y crisis, en el marco de una revolución científico-técnica y en el área de la información que está transformándolo todo: la política, la cultura, la geopolítica, lo religioso…
Más aún, en esta etapa de la vida partidaria: de una organización pequeña, que obtuvo apenas el uno por ciento de la votación, en las elecciones de 1978, hasta convertirse en el gran partido de masas que es hoy. La última encuesta Gallup lo sitúa con el 51.1 por ciento de simpatía, y al presidente de la República, licenciado Danilo Medina, le señala un 87.4 por ciento de popularidad. La matrícula actual del PLD es de alrededor de 2 millones 600 mil militantes; en las últimas elecciones, celebradas el 20 de mayo de 2012, su candidato presidencial, el hoy presidente Medina, recibió 2 millones 323 mil 463 votos; en este caso, con el apoyo de las fuerzas aliadas del Bloque Progresista.
Es grande la responsabilidad que tiene el PLD frente a la sociedad, un partido que, además de sus compromisos intrínsecos como organización, asume la tarea de ser la cabeza en la conducción del Gobierno y del Estado, a través de los funcionarios gubernamentales, comenzando por el presidente de la República. Por ello, nunca antes como ahora, se está llamado a afinar el instrumento rector para lograr la sumatoria de sus mayores y cualificadas potencialidades y recursos a fin de cumplir, de la mejor manera, con el proyecto de desarrollo y transformación de la sociedad dominicana; que, en otras palabras, sintetiza la misión del para entonces nuevo partido, proclamada por Bosch, al fundarlo el 15 de diciembre de 1973: concluir la obra redentora iniciada en 1844 por Juan Pablo Duarte y los Trinitarios.