Por Juan Cruz Triffolio
Sociólogo – Comunicador Dominicana
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NEW YORK.- El acto de reapertura de las oficinas de servicios de la Junta Central Electoral –JCE- en la plaza neoyorquina constituyó un verdadero encuentro donde los dominicanos que puntualmente hicieron presencia lucieron estar sumamente satisfechos y orgullosos por tan valiosa iniciativa, al tiempo que asumieron la actividad como una ineludible razón para robustecer la dominicanidad y jamás perder las esperanzas.
Allí, en el principal salón del Consulado Dominicano de la denominada Babel de Hierro, luego de las brillantes exposiciones del doctor Roberto Rosario Márquez, presidente de la Junta Central Electoral, Luis Lithgow, honorable cónsul general y la magistrada Rosario Graciano, coordinadora del voto del dominicano en el exterior, se creó un escenario abierto y plural en donde los asistentes generaron una provechosa lluvia de inquietudes y preguntas que pusieron al desnudo su verdadero interés por los temas relacionados con la identidad, la soberanía y el sufragio electoral.
Conocer de la reapertura de las oficinas en referencia, en voz del máximo representante del organismo eleccionario de la patria amada, pasó a convertirse en una especie de bálsamo ante las dificultades que había creado entre los criollos en el exterior la suspensión temporal de su funcionamiento, resultado, fundamentalmente, de la carencia de los fondos económicos que exige su imperiosa existencia.
La atinada decisión del reinicio de los servicios del organismo electoral en La Gran Manzana, fuera de despertar un inmenso interés, puesto de manifiesto en las diversas interrogantes formuladas en el discurrir de la actividad, originó una alegría sin límites al conocerse que la mencionada dependencia, además de que próximamente emitirá la nueva cédula de identidad y electoral, permitirá la entrega de actas de nacimiento y otros documentos de constante y trascendental importancia en el cotidiano vivir de los miembros de la denominada diáspora dominicana.
El orgullo dominicanista pasó a arropar todo el ambiente del solemne acto cuando el doctor Roberto Rosario Márquez, con una precisión y un dominio de conocimientos envidiable resaltara el peso político electoral que representarán los dominicanos y dominicanas en ultramar, en las próximas elecciones del país, en donde, por primera vez, tendrán la oportunidad de intervenir en la elección del Presidente y Vice presidente de la República Dominicana, los senadores y los diputados, al igual que los alcaldes y los regidores, quienes conformarán el tablero gubernamental a nivel local, nacional e internacional.
Vale decir que resultó impresionante el momento en que las autoridades estatales electas de origen dominicano, representantes del liderazgo político criollo en la urbe neoyorquina, renombrados profesionales y reconocidos comunicadores quienes concurrieron al relevante encuentro, ovacionaron estruendosamente al conocer algunas de las informaciones y características que presentará la nueva cédula de identidad y electoral, fundamentalmente, cuando se hizo alusión que en el referido y valioso documento se resalta la figura del patricio Juan Pablo Duarte y varios de los símbolos de la soberanía y la nacionalidad dominicana.
Es innegable que la reapertura de las oficinas de servicios de la Junta Central Electoral en New York, tal como próximamente ocurrirá en otros puntos geográficos donde la presencia del dominicano ha logrado ganar espacio socioeconómico y político sobresaliente, no sólo es oportuna por evitar las molestias y las inversiones económicas que crea su ausencia entre quienes procuran su asistencia, sino también obligatoria para trillar un sendero diáfano y convincente, sin contratiempos, en torno al venidero proceso eleccionario del 2016.
Con esa decisión ganamos todos… Los residentes allá y los que subsistimos acá..!!
Esa formidable determinación habla muy bien de cómo viene y está funcionando la Junta Central Electoral en procura de fortalecer el proceso eleccionario, la democracia y la nacionalidad en la patria de Duarte, aquilatando en su justa dimensión el compromiso y el aporte relevante de quienes integran la denominada diáspora criolla.
Insistir ahora en evocar aquello que “pudo haber sido y no fue” es recurrir a un mecanismo para perder tiempo y energía de manera olímpica, máxime cuando es notorio que los actuales directivos de la JCE, encabezados por el honorable presidente Roberto Rosario Márquez y su inseparable colaboradora, respetable magistrada Rosario Graciano, reflejan irrebatibles muestras de ineludibles compromisos y contribuciones al desarrollo político y eleccionario nacional.
El mandato irrefutable ordena solicitar los importantes servicios que prestarán las oficinas abiertas por la Junta Central Electoral, en el imponente local del Consulado Dominicano en New York, en ánimo de continuar sintiéndonos orgullosos de ser hermanos de Duarte, Sánchez, Mella y Luperón, “manteniéndonos libres e independientes de toda potencia extranjera”, en esta tierra del Caribe donde a pesar de los pesares, se puede..!!