España prepara la despedida de Adolfo Suárez, símbolo de la Transición española

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Los cuatro hijos de Adolfo Suárez le acompañan al pie de la cama en la que se encuentra ingresado, relató hoy el periodista José María García, amigo de la familia a la salida del centro sanitario.
Los cuatro hijos de Adolfo Suárez le acompañan al pie de la cama en la que se encuentra ingresado, relató hoy el periodista José María García, amigo de la familia a la salida del centro sanitario.

MADRID.- El Gobierno y el Parlamento de España preparan los detalles de la despedida con honores de Estado al expresidente del Ejecutivo Adolfo Suárez, hombre clave de la Transición política, mientras él «se está apagando lentamente».

Todo está previsto, informaron a una importante cadena de noticias fuentes de estas instituciones, para que el Congreso de los Diputados acoja la capilla ardiente de Suárez si, tal y como se prevé, así lo solicitan sus familiares.

Su hijo anunció ayer que «el desenlace es inminente», después de que ingresara el pasado lunes en una clínica de Madrid con un problema respiratorio relacionado con la enfermedad de Alzheimer que padece desde hace años.

El expresdidente «se está apagando lentamente», afirmó hoy el doctor Pedro Guillén, de la clínica madrileña en la que está ingresado en estado crítico.

Los cuatro hijos de Adolfo Suárez le acompañan al pie de la cama en la que se encuentra ingresado, relató hoy el periodista José María García, amigo de la familia a la salida del centro sanitario.

García aseguró a la prensa que hace guardia a la puerta del hospital, que «el desenlace» puede llegar «en 42 ó 72 horas», porque como decía ayer su hijo «está en manos de Dios».

Cuando ocurra el fallecimiento, el Gobierno decretaría luto nacional y el féretro con los restos mortales de Suárez sería trasladado al Congreso de los diputados, donde recibiría el homenaje de los reyes, el presiente del Gobierno y las altas instituciones del Estado.

Después la capilla ardiente se abriría al público con una duración por determinar y que, según insisten las fuentes consultadas por Efe, depende de la voluntad de la familia.

Representantes políticos y medios de comunicación ensalzaron hoy el papel desempeñado por Suárez durante la Transición, nombre con el que se conoce el paso de la dictadura franquista (1939-1975) a la plena democracia en España.

La ministra española de Trabajo, Fátima Báñez, alabó el liderazgo de Adolfo Suárez en el camino a la democracia y se solidarizó con la familia ante el grave estado de salud del expresidente.

Báñez destacó que, en unos momentos en los que la familia recuerda al ser humano, los españoles ven en Suárez a un gran político, a un «referente» para todos.

Por su parte, el secretario general del PSOE -principal partido de la oposición- Alfredo Pérez Rubalcaba, habló telefónicamente con el hijo mayor del expresidente, Adolfo Suárez Illana, para expresarle «el cariño y la solidaridad» de los socialistas a su familia, informó hoy el PSOE en un comunicado.

Suárez, nombrado presidente del Gobierno en 1976 por el rey Juan Carlos I, convocó las primeras elecciones democráticas un año después y el parlamento que resultó de ellas redactó la Constitución de 1978.

Después de numerosas tensiones en el seno su partido, la Unión de Centro Democrático (UCD) y con duras críticas de la oposición, dimitió como presidente del Gobierno en enero de 1981.

Semanas después, el 23 de febrero, se produjo un intento de golpe de Estado, con la irrupción de guardias civiles y militares en el Congreso durante la sesión de investidura de su sucesor, Leopoldo Calvo-Sotelo.

En ese momento, los españoles pudieron ver a través de la televisión la imagen de Suárez sentado en su escaño cuando el resto de los diputados, excepto el comunista Santiago Carrillo, cumplían las órdenes de los guardias civiles y se agachaban bajo sus escaños.

Se apartó definitivamente de la política en 1991 y a partir de entonces, comenzaron los reconocimientos públicos de su labor durante la Transición.

La última aparición pública de Adolfo Suárez se produjo en 2003, durante un acto político e apoyo a la candidatura de su hijo, Adolfo Suarez Illana, a la presidencia del gobierno regional de Castilla-La Mancha por el conservador Partido Popular, donde ya dio muestras de desorientación.