Baile de mascaras o política de convergencia

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Luego de la enjundiosa distinción entre oposición política y oposición social, se presenta una agenda que no puede ser más pobre.
Luego de la enjundiosa distinción entre oposición política y oposición social, se presenta una agenda que no puede ser más pobre.

Por GREGORIO MOYA E.

La más reciente declaración de la Convergencia por un mejor país, más que todo parece un baile de mascaras, en la que los participantes se ajustan sus disfraces para parecer lo que no son. Y como baile al fin, el jolgorio oculta la palabra, desdibuja las ideas y elimina el diálogo.

Los enmascarados lo primero es que utilizan el fantasma del trujillismo para unificar las dispares y distantes posiciones, y centrar a todos en un solo punto y un solo problema, el PLD.

En sus párrafos de entrada el documento, cuando aborda el modelo político vigente no toca el rol de la partidocracia en el establecimiento de dicho modelo político vigente, que tiene en el partido de gobierno, el PRD y el PRSC los principales constructores, con su ristra de corrupción y perversidades.

Tampoco se refiere a que este modelo fue hechura de la intervención norteamericana de 1965.

De manera que se falsea la historia recortándola de su contenido real, y la realidad se falsea también, porque la principal fuerza política de esa convergencia no asume la autocritica a su papel en el envilecimiento de la actividad política en el país.

Luego de la enjundiosa distinción entre oposición política y oposición social, se presenta una agenda que no puede ser más pobre.

Propuestas generales que no dicen nada por si mismas, disquisiciones poéticas sobre que hacer frente a nuestra realidad nacional.

Cuando plantea participación electoral transparente lo único que propone es la “modificación de la actual composición de los jueces del Tribunal Superior Electoral y los miembros de la Junta Central Electoral”.

No propone mecanismos de participación y veeduría ciudadana a las funciones e instancias electorales, ni la autonomía de las juntas municipales con control ciudadano. Tampoco la autogestión de los partidos políticos y el uso de los recursos destinados a estos a la educación ciudadana para el ejercicio de la democracia.

En cuanto al modelo económico esta convergencia política encabezada por el llamado PRD mayoritario solo plantea un enunciado general que no compromete, no hay ni medidas ni propuestas concretas.

En cuanto al sistema educativo tampoco se plantea medidas concretas.

En relación al sistema eléctrico, plantean reestructurar y hacer más eficiente el sistema de generación, transmisión y distribución de electricidad y acabar con el fraude existente. No dicen ni papa de por lo menos revisar los contratos ni la ley.

Sobre la seguridad social no se proponen modificar la actual ley que hace que los bancos privados controlen los recursos que aportan los trabajadores, decidiendo por medio de sus administradoras de fondos de pensiones o de riesgos de salud los servicios y beneficios de los ciudadanos.

Sobre los  Derechos humanos y Seguridad Ciudadana, nada que produzca un cambio verdadero propone la Convergencia por un mejor país.

Concretamente la tan traída y llevada reforma policial, en vez de una nueva policía que sustituya la policía formada por los invasores en 1916, desarrollada en los 31 años de dictadura trujillista y los 12 años de dictadura de Balaguer.

De todo esto es salvable la propuesta de “propiciar una reforma de la actual Constitución mediante una Asamblea Nacional Constituyente”

Una convergencia política como esta, con organizaciones con experiencia de gobierno, con trayectoria de lucha social, que en un manifiesto frente a problemas concretos de la nación no plantee soluciones concretas, sin dudas que es una manera de sacarle el cuerpo a comprometerse con cambios reales, y es un baile de mascaras, no una real propuesta de cambio progresista.