Sólo para los Padres, en su Día

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Ese amor tuyo me llena de satisfacción porque es incondicional. Recuerdo los juegos durante la niñez. ¡Vaya que lo disfrutaba! Eso me hacía sentir la personita más importante del mundo. Y, en la adultez, eres para mi algo muy parecido a Dios.
Ese amor tuyo me llena de satisfacción porque es incondicional. Recuerdo los juegos durante la niñez. ¡Vaya que lo disfrutaba! Eso me hacía sentir la personita más importante del mundo. Y, en la adultez, eres para mi algo muy parecido a Dios.

Estimado padre:

Este domingo que se conmemora el Día de los Padres es oportuna la ocasión para decirte que te amo cada día de mi vida porque soy tu cimiente, tu hechura. Trabajas cada día de sol a sol  para hacerme una persona digna, de quien la Patria no se sienta avergonzada.

En mi niñez, al igual que en mi adultez,  he disfrutado tus sabios consejos, tu atención, seguimiento permanente en lo que hago y  tú cariño sin límites.

Ese amor tuyo me llena de satisfacción porque es incondicional. Recuerdo los juegos durante la niñez. ¡Vaya que lo disfrutaba! Eso me hacía sentir la personita más importante del mundo. Y, en la adultez,  eres para mi algo muy parecido a Dios.

¿Sabes una cosa, padre?  He tratado un millón de veces de indagar cómo pagarte lo que has hecho por mí a lo largo de mi vida. Mi conclusión es que un amor como el tuyo no tiene precio. No hay dinero ni nada con que se pueda pagar.

Dada esa disyuntiva, padre, solo me queda una opción: Dar a mis hijos todo el amor, protección y respeto con que me criaste.

Te aseguro, padre, que lucharé para seguir siempre tu camino. Un camino de amor a la familia, de honradez, de buena voluntad, de amor al prójimo y  a la Patria.  Padre, aunque estés presente o ausente, sigues siendo mi héroe.

Atentamente,

Tú hijo-hija

Para todos los padres

Cándida Figuereo

Santo Domingo, República Dominicana, 26 de Julio de 2014