Por Miguel Cruz Tejada
NUEVA YORK._ La mundialmente afamada actriz Angelina Jolie y el obispo africano Desmond Tutu, Premio Nobel de la Paz, se han unido a una campaña internacional en defensa de los «apátridas» haitianos en la República Dominicana y en otros países, donde las leyes migratorias, desconocen el derecho a la nacionalidad a los nacidos en sus territorios.
La campaña, es una iniciativa de la Fundación Thompson Reuters con sede en Londres (Inglaterra) y se llevará a cabo en respaldo a la Agencia para Refugiados de las Naciones Unidas (ACNUR), que busca poner fin al limbo legal en el que se encuentran unos 10 millones de personas en el mundo, consideradas sin patria.
«Estas víctimas de drásticas leyes de inmigración, que desconocen su derecho a la nacionalidad, no tienen ningún territorio al cual llamar su patria u hogar», señala la fundación Thompson Reuters en un comunicado emitido esta semana y en el que anuncia la que llama ambiciosa campaña.
Se cree que Jolie y Tutu, viajarían a la República Dominicana a más tardar el próximo año, como parte de la referida campaña, para conocer de cerca la situación de los «apátridas», asentados en el país caribeño y que según sus defensores son «dominicanos», por haber nacido en la media isla, siendo hijos de inmigrantes haitianos.
ACNUR dijo que un niño nace apátrida, cada 10 minutos.
La campaña se denomina «I Belong» (Yo Pertenezco). El Alto Comisionado de ACNUR, Antonio Guterres, dijo que quienes no tienen nacionalidad, son las personas más invisibles y privadas del planeta.
«La apatridia hace que las personas sientan que su propia existencia es un crimen», añadió Guterres.
«Tenemos una oportunidad histórica para acabar con el flagelo de la apatridia en 10 años, y devolver la esperanza a millones de personas.», expresó el Alto Comisionado de la ONU.
Recordó que a las personas apátridas se les niegan los derechos y beneficios que la mayoría de la gente recibe de los estados. Precisó que esos «fantasmas legales» a menudo viven en la indigencia y se encuentran en alto riesgo de detención y explotación, incluida la esclavitud.
«Esto es absolutamente inaceptable. Es una anomalía en el siglo 21», dijo Guterres.
Guterres, Jolie y Tutu se encuentran entre una serie de líderes de opinión y celebridades que han firmado una carta abierta pidiendo «10 millones de firmas a cambio de 10 millones de vidas».
Otros que han firmado incluyen al Nobel de la Paz iraní Shirin Ebadi, la cantante de ópera Barbara Hendricks, el músico sudafricano Hugh Masekela, novelista nacido en Afganistán Khaled Hosseini, autor de «Cometas en el Cielo», y el modelo Alek Wek.
La carta de las celebridades dice que «la apatridia puede significar una vida sin educación, sin atención médica, o empleo legal, una vida sin la capacidad de moverse libremente, sin perspectivas, o sin esperanza», manifestó Guterres.
«La apatridia es inhumana», añade la misiva. «Creemos que es el momento de poner fin a esta injusticia.», señalan las celebridades.
Sostienen que «la apatridia exacerba la pobreza, crea tensiones sociales, rompe familias y puede incluso fomentar los conflictos».
Explican que la gente termina sin estado para una serie de razones. Algunos caen en el olvido cuando los países les niegan la nacionalidad y otros nuevos se crean y otros son apátridas debido a la discriminación étnica o religiosa y a las leyes en 27 países que impiden que las mujeres traspasen su nacionalidad a los hijos.
La población apátrida más grande se encuentra en Myanmar, donde a más de 1 millón de roigas se les niega la nacionalidad por razones étnicas.
Detallan que otros países con un alto número de personas apátridas son Costa de Marfil, Tailandia, Nepal, Letonia y República Dominicana.
«Sin una nacionalidad, es igual que ser un animal salvaje, vagando de un lugar a otro», dijo Maryam Draogo, que recientemente adquirió la ciudadanía de Costa de Marfil. «No eres nadie, usted no pertenece a ninguna parte.», agregó.
Más de un tercio de los apátridas en el mundo son niños. Si tienen hijos propios, esa próxima generación también se quedará sin nacionalidad, lo que perpetuaría la crisis.
«Muchos caen en una arena movediza legal el día en que nacen, pasan la mayor parte de su vida luchando contra las desigualdades que heredaron, y con frecuencia transmiten su angustia a las generaciones futuras», dijo el ACNUR en un informe la semana pasada.