ROMA.- El papa Francisco regresó hoy a Roma de un viaje a Filipinas en el que vivió momentos «muy fuertes» y que le conmovieron pero ya está pensando en las próximas visitas a Estados Unidos, América Latina y África.
«Fue cansado y pasado por agua», bromeó el papa al referirse a su séptimo viaje internacional, el más largo y en los que la lluvia no dio tregua en los últimos días, durante una rueda de prensa con los periodistas, que viajaban a bordo del avión papal desde Manila.
«Los gestos (de los filipinos) me han conmovido. No son gestos protocolarios. Eran gestos sentidos y de amor. Algunos casi hacían llorar», dijo.
Entre estos gestos, el papa destacó el de los padres filipinos que levantaban a sus hijos para que les pudiese bendecir mientras pasaba con el papamóvil.
«Es como si dijeran: este es mi tesoro, mi futuro, es mi amor y por esto merece la pena trabajar, merece la pena sufrir. Era un gesto original y nacido del corazón», explicó.
Francisco se refirió al entusiasmo «no falso» de los filipinos y cómo a pesar de estar horas y horas esperando, los últimos días bajo la lluvia, sonreían siempre y les bastaba una bendición para ser felices.
«Incluso bajo el agua, en Tacloban los ministrantes con toda esa lluvia que caía no perdieron la sonrisa. La alegría no era falsa. No era una sonrisa pintada, aunque detrás de esas sonrisas hubiese una vida normal con sus dolores y sus problemas», señaló.
La misa en Tacloban, en la isla de Leyte, para recordar a las víctimas del tifón Yolanda que asoló la zona, «fue algo muy fuerte», confesó el papa.
«Me he sentido destrozado. Casi no me salía la voz. No sé lo que me sucedió», admitió Francisco.
El pontífice también recordó su emoción ante los más de 6 millones de personas que acudieron a la misa en Manila, en lo que se convirtió en la ceremonia más multitudinaria de un papa en la historia.
Tras un viaje en el que Francisco ha emocionado con sus discursos improvisados y en español y ha quedado emocionado del fervor de los filipinos, ya piensa en otras visitas.
Así lo confesó en el viaje de regreso a Roma al anunciar su intención de visitar este año Ecuador, Bolivia y Paraguay, y en 2016 Chile, Argentina y Uruguay.
También considera la posibilidad de incluir Perú, aunque todo está aún por precisar.
Sí confirmó el viaje a mediados de septiembre a Estados Unidos para participar en la Jornada Mundial de la Familia en Filadelfia y que irá también a Nueva York, donde hablará en la sede de las Naciones Unidas, y Washington, donde canonizará al misionero español Junípero Serra.
Aún no está cerrado, pero Francisco explicó que también este año quiere hacer uno de sus viajes más esperados y que «está tardando»: su primera visita a África y que se retrasó por la epidemia de ébola.
En su viaje de regreso, preguntado por los periodistas, el papa matizó sus declaraciones de hace unos días, cuando aseguró que al que ofende le puede esperar «un puñetazo» en relación con la libertad de expresión y el atentado a la sede del semanario francés «Charlie Hebdo».
«Yo no puedo insultar, provocar a una persona continuamente porque corro el peligro de que se enfade y corro el peligro de recibir una reacción injusta. Es algo humano», afirmó.
Y continuó sobre esta cuestión que suscitó mucho interés mediático durante su viaje a Sri Lanka y Filipinas: «La libertad de expresión tiene que tener en cuenta la realidad humana y tiene que ser prudente».
Interrogado además sobre la controversia en Filipinas respecto a los problemas del control de natalidad y el uso de contraceptivos, que la Iglesia católica no admite, el papa defendió la que la Iglesia llama «paternidad responsable».
«Algunos creen, perdonad la expresión, que para ser bueno y católico tenemos que ser como conejos», dijo gráficamente.
Mañana el papa no tiene previsto ningún acto, ni siquiera la misa en Santa Marta, y descansará después de un viaje agotador que comenzó el 12 de enero en Sri Lanka y continuó otros cuatro días en Filipinas.