Por CÁNDIDA FIGUEREO
El dicho popular contenido en el título precitado parece tener cada vez mayor número de seguidores dispuestos a perder la dignidad, si es que saben lo que es eso, por pretender a como dé lugar el enriquecimiento ilícito olvidando que también es posible el lucro con el sudor de su frente para no caer en el precipicio de la indignidad.
Las consecuencias y habladurías por lo ilícito parecerían importar poco en casos comprobados tras el dictamen final de la justicia que lleva tras las rejas a los inculpados, donde les sobra el tiempo para recapitular.
Sin embargo, al concluir la pena usualmente algunos siguen el mismo sendero. Esto es preocupante cuando tienen hijos inocentes que se convierten en motivo de burla de sus amiguitos, mofa que jamás debe producirse ni para el inculpado ni para el inocente.
Se trata de seres humanos que probablemente necesitan consejería y opciones para que cambien de rumbo. Nadie es perfecto y al margen de lo que se haga, lo fundamental es el cambio positivo que pueda lograr en ese sujeto para sigas un nuevo rumbo.
Eso implica que hoy más que nunca se precisa la orientación de la niñez en el hogar y la escuela para que se forme el hombre y la mujer digna que merece todo país.
Lo anterior no implica que se trate de un santo o una santa, no. Los santos, según dicen, están en el cielo y asumo que esto precisa una devoción espiritual al 100% positiva, contemplativa.
De lo que se trata es que las personas no vuelvan a delinquir ni arrastren con ellos a otras personas y a sus hijos. Los padres no siempre pueden ser tan indulgentes para lograr un buen resultado de sus vástagos.
¿Es malo ser rico? Mentiría si dijera que es bueno o que es malo. Simplemente SUPONGO que no porque abundan los que desean tener ese statu económico aunque le arranquen la cabeza en lo que canta un gallo si no andan con una fuerte custodia.
Si he oído, de personas creíbles, de individuos que son ricos con el sudor de su frente. Gente que trabaja día a día con ahínco para vivir con holgura. ¡Qué bueno!
Algunas de esas personas que han hecho camino al andar también enrolan a sus hijos para que se abran paso en la vida dando seguimiento a sus negocios o creando otros. Todo eso es bueno y se debe unir al amor familiar.
Si no amas a sus hijos y solo se ama usted, no tienes nada. Los hijos son la esencia macro de un ser humano, el continuador de su existencia, el que le da sentido a su vida en esa fusión de amor translúcida entre madre-hijo, padre-hijo.
En fin, todo el que desee ser rico que trabaje en ese propósito en buena lid, pero sin caer en la avaricia que rompe el saco cuando no se valoran las consecuencias de un desatino. La buena convivencia es lo que le da sentido a un mundo mejor.