A partir de los años veinte del siglo pasado numerosas generaciones de barahoneros y barahoneras, así como mucha gente ubicada en el Valle de Neyba, crecieron escuchando los sonidos del Azúcar en sus diferentes manifestaciones. El período de Zafra del ingenio Barahona originaba una diversidad sónica ligada estrechamente al trabajo y al inicio o conclusión de multiplicidad de actividades. El emporio azucarero concentraba en el Batey Central un conjunto de actividades productivas, administrativas y de servicios, que demandaban el manejo eficiente de su numeroso personal, desde el más alto nivel, hasta los trabajadores menos calificados. La disciplina y la organización sincronizada de las tareas, requería calidad, eficiencia y productividad.
La dinámica azucarera se caracteriza por ocupar grandes extensiones, lo que demanda sistemas de comunicación rápidos y eficientes. A tales fines la empresa radicada en Barahona disponía de una extensa red de comunicación que interconectaba la factoría y las áreas tecno-administrativas con los diferentes bateyes diseminados en todo el Valle de Neyba. Sin embargo, durante las primeras décadas de operaciones del consorcio, los sonidos que más directamente escuchaban los y las pobladoras de la ciudad de Barahona y el Batey Central eran los del gran silbato del ingenio y las sirenas/bocinas de las locomotoras.
El Ingenio Barahona para el desenvolvimiento de sus operaciones en la factoría, disponía de dos silbatos: uno grande y fuerte y otro de menor tamaño de uso “interno”.
El más grande estaba ubicado en una parte elevada para que se oyera mejor. Su sonido fuerte y gutural era activado abriendo una válvula de vapor que salía con gran potencia por una serie de agujeros al final del silbato, lo que originaba el conocido y ronco silbido parecido al de los buques que iban a los muelles de la ciudad.
Al inicio de la zafra, un largo y prolongado pitido anunciaba el arranque de las actividades fabriles, lo cual era un acontecimiento de gran emotividad para los miles de obreros que trabajaban a nivel de factoría, de los campos y los empleados que laboraban en las oficinas administrativas. Es bueno que recordemos que el emporio azucarero tenía en su entorno un conjunto de actividades productivas y de servicios interconectadas, cuyo accionar estaba estrechamente vinculado a la dinámica de la compañía, dentro de las cuales tenemos fábrica de hielo, de cal, panadería, ganadería/boyería, acueducto, planta eléctrica, red telefónica, aserradero, talleres, factoría café, muelle, aeropuerto, etc.
Hay que resaltar que los fuertes pitazos no sólo se escuchaban en la ciudad de Barahona y el Batey Central, sino también era oído por pobladores de comunidades vecinas cercanas.
De esta forma, los silbidos a determinadas horas, marcaban el inicio o la conclusión de ciertas actividades, así como la movilización del personal correspondiente. El silbato principal sonaba en las horas siguientes:
HORARIO DEL SILBATO DEL INGENIO Y ACTIVIDADES DURANTE ZAFRA
3: 30 am Sonido un poco largo que anunciaba que dentro de media hora se produciría el cambio de turno
4:00 am Pitazo que indicaba el inicio labores del grupo de obreros entrante
6:30 am Silbido dirigido al grupo de empleados y trabajadores que ingresaría dentro de media hora
7:00 am Señal que precisaba arranque de labores para los recién llegados.
11:30 am Indicaba cambio de turno para los que entraron a las 4:00 am e ingreso del nuevo grupo.
12 m Pitada que señalaba comienzo labores del nuevo equipo de laboral
1:30 pm Silbido a trabajadores y empleados de la mañana para que en media hora retornaran sus labores
2:00 pm Pitazo que indicaba la continuación de la jornada de trabajo iniciada en la mañana.
4:30 pm Indicaba cambio de turno para los que entraron a las 8:00 de la mañana (los que trabajaban de día).
5:00 pm Pitada que precisaba salida de quienes laboraban desde 8:00 am a 5:00 pm
7:30 pm Dirigido al grupo de trabajadores que en media hora ingresaría a sus labores
8:00 pm Silbato que señalaba arranque labores del grupo que laboraría hasta las 4:00 de la mañana.
Este concierto de sonidos del silbato principal no cesaba en la factoría del ingenio y sus dependencias conexas durante todo el período de zafra.
Al finalizar la zafra, el silbato principal daba varios pitazos.
En adición a este dispositivo, el emporio azucarero disponía de un silbato de menor tamaño cuyo alcance cubría únicamente el área del ingenio, el cual era activado cuando se presentaba una emergencia o un evento que implicara detener las maquinarias, parándose así el proceso productivo. Cuando se detenían los equipos, se percataba del inconveniente no sólo el personal del central, sino también las personas que residían en las áreas cercanas a la gran factoría. Tan pronto el percance era superado, el pequeño silbato sonaba dos veces y se reiniciaba la producción.
En caso de que la rotura de un equipo o engranaje del ingenio fuera importante y su reparación tomaba tiempo (2-3 días),esto se reflejaba no sólo en el área fabril, sino también a nivel de campo donde el corte de caña era también interrumpido pues la molienda estaba paralizada. En algunos casos cierta cantidad de jugo de caña debía ser eliminada.
Tan pronto se detenían los equipos, los jefes del Central, los ingenieros de factoría y el personal técnico calificado, se dirigían rápidamente a la factoría a resolver el inconveniente. Además del pito interno, los ejecutivos eran alertados mediante una bandera roja por si no se percataban de que el proceso estaba detenido.
Durante los meses de Zafra era normal la suspensión de la producción por la rotura de un equipo, el derrame de algún líquido o un cortocircuito. Cuando la paralización se tomaba un tiempo-en apreciación de la gente del Batey Central-más prolongado de lo normal, era frecuente que algunas personas se apersonaran al ingenio para indagar las causas de la parada o por temor a que hubiera ocurrido un accidente.
Cuando no había zafra (tiempo muerto) este pequeño silbato era el que se utilizaba para pautar el horario de trabajo del personal de oficina y del equipo de mecánicos que trabajaba en labores de montaje de nuevos equipos, reparación, mantenimiento, engrase y calibración de las maquinarias para la próxima temporada productiva:
HORARIO DEL PEQUEÑO SILBATO DURANTE EL TIEMPO MUERTO
7:30 am Señal para los que entraban a las 8:00 am
8:00 am Inicio de labores
1:30 p m Anunciaba reinicio labres en 30 minutos
2:00 pm Arranque de labores
5:00 pm Pitazo que anunciaba conclusión de jornada laboral
Junto a los silbidos y pitazos laborales del ingenio, se escuchaban los “ruidos propios” del central azucarero, provocados por el movimiento de grandes maquinarias, piñones, engranajes y los molinos de la caña. Entre ellos se destacaba el fuerte sonido que se producía cuando eran abiertas las válvulas para liberar la presión del vapor. El ruido era ensordecedor.
Un sonido distintivo ligado al Ingenio Barahona era el de sus locomotoras. Estas “obreras de hierro” estaban en constante movimiento transportando en todas direcciones caña, mercancías diversas, azúcar, equipos, obreros, fertilizantes, bueyes, leña, pacas de bagazo, etc.
El ingenio disponía en sus primeras décadas de varias locomotoras que apoyaban todo el proceso logístico que implica varios meses de zafra azucarera. La eficiencia de estos equipos de locomoción se basaba en una excelente red vial que se complementaba con un eficiente servicio de telecomunicación basado en estaciones desde las cuales por fonía se le avisaba a los bateyes o a los campos donde se cortaba la caña, sobre la proximidad de las locomotoras y les daban las instrucciones correspondientes (cierre de vías, empalmes, despejar áreas, control circulación de personas y animales, etc). El sonido de las sirenas de las máquinas, se escuchaba a gran distancia en todo el valle de Neyba.
Cuando las locomotoras cargadas de caña iban llegando al Batey Central, tocaban a cierta distancia su bocina para indicar que en poco tiempo estarían en la terminal y el personal asignado estuviera preparado. Al menos una de ellas disponía-además de la potente sirena-de una campana que generalmente era tocada en la gran área de la terminal para indicarle a las personas su proximidad y evitar accidentes.
Durante los meses de zafra era permanente el ulular de las sirenas de estas locomotoras, que muchas veces en sus movimientos operativos llegaban a las proximidades de la ciudad de Barahona.
Junto a las juguetonas y cantoras locomotoras estaban las Cigueñas. Este medio de locomoción conforme a la definición de Mario León en su Diccionario de Tecnología Ferroviaria (Editorial Babel, Madrid, 2000), es un “Carrillo de vía [férrea], accionado a mano por sistemas de balancines”.
La Cigüeña se mueve con el esfuerzo de los hombres, que generalmente integran un equipo de reparación de las líneas del ferrocarril.
El ingenio Barahona tenía dos cigüeñas, una de las cuales recorría las vías de los bateyes y campos de caña, mientras que la otra estaba en el patio de maniobra del central azucarero, donde una intrincada red vial requería mantenimiento constante debido a la gran cantidad de vagones cargados de caña y al movimiento constante de las locomotoras. Con cierta regularidad esta cigüeña iba al muelle de la ciudad de Barahona en labores de chequeo de la vía que llegaba hasta el puerto. En numerosas ocasiones a los carajitos de entonces, nos daban “bola” en la cigüeña para nosotros ir al ingenio a comer caña, azúcar, además de beber guarapo y melao. Luego íbamos al balneario El Cayo, a bañarnos.
Además de las cigüeñas el ingenio disponía de dos “Budas”, que eran plataformas de vagones forradas, utilizadas para trasladar principalmente mercancías del almacén principal, hacia las bodegas de los diferentes bateyes de la empresa. El de mayor tamaño, bautizado como EL MENSAJE, era manejado por Charén. El pequeño era conducido por Chichí Richardson y se utilizaba para transportar hombres y equipos para realizar trabajos de envergadura en las vías férreas y en el reemplazo de traviesas podridas o rotas. Ambas tenían motor Diesel y sus bocinas.
Eran muchos los sonidos que anteriormente tenía el azúcar barahonero. Éstos son sólo algunos de ellos!
Fuentes orales:
1-Conversaciones con Albott James, Freddy Nin, Toño Batista, Francisco Suero Nín (Cucusito), Angel Thomas Kelly, Héctor Núñez, Toño Batista, Benito Olmo y Domingo Zafra, entre otros.
2-Negro Petonvill, cuya ayuda fue extremadamente valiosa para poder yo redactar estas breves notas. En varias ocasiones se desplazó por las calles de Villa Central contactando obreros de antaño. Particular agradecimiento.