SANTO DOMINGO DE GUZMAN, RD.- Eran cuatro panelistas, hombres de la tercera edad. Contaban historias nacionalistas sobre sus experiencias en la Revolución de Abril de 1965 que buscaba el retorno a la presidencia de Juan Bosch y la salida de los invasores estadounidenses. Hablaban de comandos, reuniones, armas… y exhortaban a los presentes a defender la patria.
Uno de ellos, el comandante Manuel García Germán, se apoyó en el actual conflicto migratorio y la injerencia internacional para hacer una advertencia: “Somos un país bueno, privilegiado, pero nuestra idiosincracia es la de un monstruo durmiendo, y les digo a los intrusos de antes, de ahora y del futuro, que no despierten al monstruo, porque yo tengo el privilegio de haber convivido con él y este país en las calles es algo muy serio”.
García Germán era expositor en el seminario que se desarrolla hasta hoy en el Archivo General de la Nación, titulado “Abril de 1965: Análisis y testimonios medio siglo después”.
Recordó que en el parque Independencia se distribuyeron las armas “sin tirar un tiro” porque ese movimiento tenía el apoyo de “el soberano”. “Todas esas armas se usaron, después hubo gente que hasta las vendió (…) Se dieron episodios feísimos también, un soldado cambiando un fusil por una camisa, ¡y es algo que yo no quiero ver nunca en las Fuerzas Armadas dominicana! ¡Me moriría si lo veo otra vez!”, manifestó.
Jesús de la Rosa, otro panelista que recordó que para la Revolución era marino, aseguró que la primera batalla que se ganó al imperialismo yanqui fue la de la inteligencia. “Eso fue lo que más le dolió (a los estadounidenses)”, afirmó ante un público en el que había un grupo de excombatientes constitucionalistas que llevaban colgados de sus cuellos medallas de reconocimiento.
“Nos favoreció bastante el hecho de que en un momento determinado Rafael Trujillo Molina tenía que comprar armas en diferentes lugares, y una de las cosas que ellos no sabían era qué cantidad y qué calidad de armamento estaba en posesión de los constitucionalistas”, aseguró.
La bandera en todas las casas
Los panelistas dejaron entrever su deseo de que el país no pierda su soberanía. De la Rosa dijo que está preocupado por la situación actual. “Ya no se trata de vocinglería nacionalista, el país parece ser que está amenazado por esa llamada OEA que otra vez vuelve a hacernos daño; quizás el daño que se nos está haciendo ahora ha sido más grande que aquel que nos hizo (legitimar la intervención norteamericana del 28 de abril de 1965)”, dijo.
Consideró que es tiempo de empezar a “manifestarse” y que del seminario surja la sugerencia de que el Gobierno pida al pueblo que en sus casas exhiba la bandera nacional.