LISBOA.- La división portuguesa de la constructora brasileña Odebrecht admitió que el viaje de Luiz Inácio Lula da Silva a Lisboa en 2013 fue costeado por la compañía, pero descartó haberlo hecho a cambio de «contactos» para lograr nuevos negocios.
Así lo señaló en una entrevista publicada este sábado por el semanario luso «Expresso» el administrador delegado de la firma, Fábio Januário, quien rechazó que el expresidente brasileño utilizara su influencia a favor de la constructora.
Januário descartó que Lula intercediese por la compañía en sus contactos con responsables públicos tanto en el viaje realizado a Portugal financiado por Odebrecht como en otro de similares características que lo llevó a Angola.
«Los gobernantes de los países que visita quieren estar con Lula y, a veces, lo solicitan directamente. Y él, naturalmente, tiene libre disposición para estar con quien desee», explicó.
En octubre de 2013 el expresidente brasileño acudió a Portugal y entre los actos incluidos en su agenda estuvo su participación en la presentación del libro del ex primer ministro luso José Sócrates, actualmente en prisión preventiva por su supuesta vinculación con un caso de corrupción.
«Cumplíamos 25 años en Portugal -en esas fechas- y trajimos a Lula da Silva porque el país vivía una contracción económica significativa y entendimos que el ex presidente (…) podría traer algo nuevo sobre cómo ampliar las relaciones entre Portugal y Brasil», aseguró el representante de Odebrecht.
Januário reconoció que el viaje del antiguo líder del Partido de los Trabajadores fue en avión privado e insistió en que el objetivo de la empresa sufragando este tipo de desplazamientos era el de «potenciar las relaciones» entre Brasil y otros países.
Además, también negó que la firma se beneficiara de que el socialista José Sócrates ocupara el poder entre 2005 y 2011 con más contratos, y justificó la caída de sus negocios en suelo luso desde su salida del poder por la «contracción del mercado».
La Fiscalía portuguesa reveló esta semana que colabora con las autoridades brasileñas en el proceso «Lava Jato», que investiga al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva por supuesto tráfico de influencias a favor de la constructora Odebrecht.