Por Rolando Fernández
Las “tetas”, como las demás partes incitantes del cuerpo femenino, se enseñan en la cama, no en la televisión. En ese orden, ¡qué deprimente escenario público se permite entre nosotros!
La verdad es que, ese medio de comunicación de masa lo han convertido en un burdel sofisticado, e indecoroso por demás entre los dominicanos, sin que ninguna autoridad competente repare en los daños que eso produce.
No obstante, la norma que se estila es, el estar hablando sandeces sobre el gran cúmulo de embarazos en las adolescentes nuestras, como en torno a las llamadas violaciones, y los feminicidios, con ese amplio telón de fondo obsceno que se exhibe a la sociedad nacional.
Dejémonos de estar con tantas demagogias baratas. A los comportamientos vulgares, atrevidos, insolentes, que en ese amplio medio de comunicación de masa se exhiben, hay que ponerles coto ya. ¡Ay doña Zaida, cuánta falta hace usted!
Evidentemente, los exhibicionismos y las desfachateces televisadas que se observan, han pasado a sustituir la preparación debida, y las aptitudes reales para estar participando en la denominada pantalla chica, pero de amplia difusión, no hay duda.
Y es que, al parecer no hay calidad productiva que mostrar, como tampoco profesionalidad apta; y mucho menos, cánones morales que observar en la mayoría de los casos.
Claro, hay que procurar vender en base a algo; y qué mejor para las tantas mentes vacías que imperan en el seno de esta sociedad, que la desnudez corporal femenina desmedida, en este caso, acompañada de los vestuarios estrafalarios de moda.
Muchas “estilizadas” y “bisturizadas” presentadoras de televisión que tenemos aquí, se sientan, como se mueven frente a las cámaras televisivas, dando más “cambios de pierna”, que las luces de cualquier vehículo en circulación. Enseñan hasta la “cédula”, como se dice popularmente. ¡Qué desvergonzadas son!
No creemos que falte mucho para intentar presentarse en “tangas”, o desnudas por completo, al ritmo que van las cosas. Y, eso traerá como consecuencia, el que a los hombres tendrán que permitirles enseñar públicamente sus genitales también: tamaño y grosor del falo que se tenga. ¿Por qué a unas sí, y a otros no? ¡Es en búsqueda que se anda!
La verdad es que, si éstas no son las profecías bíblicas, de que tanto se habla, es que nos estamos poniendo locos. La televisión nacional no debe ser una vitrina para exhibicionismos indecorosos por parte de algunas de las hoy llamadas “megadivas”, que se la buscan a través de, vendiéndose como mercancía carnal. Al igual que, de los indecorosos gays, sin importar de dónde sean, que también andan por esos mismos caminos.
Finalmente, hay un comentario que nos hiciera una alumna, siempre digno de recordación, al ser tocada la temática dentro del grupo, sobre los tan abultados senos que hoy quieren exhibir las mujeres, respecto a las cirugías a las que se recurría antes, mediante las cuales se procuraba disminuir su volumen, cuyo peso excesivo desformaba la figura corporal, y los “tirantes de los sostenes” provocaban grandes surcos en los hombros. Ahora, lo importante es parezcan “calabazas, o cocos indios”; que casi rocen con el mentón
“Profesor, usted los ve grandes. Pero, no se recueste a ellos, que se hunden”. ¡Cuántos engaños representativos nada más, con los efectos perjudiciales derivados para la salud! ¡La falta de cerebros es obvia!
La ciencia médica debería explicar a los ignorantes, dentro de los cuales nos incluimos, sobre los inconvenientes y los efectos dañosos posibles, en el caso de que una de esas remodeladas mujeres, tenga que amamantar a una criatura, con los senos rellenos de silicona, y demás “yerbas aromáticas” en uso.
Y dónde está en este país, la llamada “Comisión Nacional de Espectáculos Públicos y Radiofonía”, por una parte, si es que aún existe; como, el elefante blanco del “Ministerio de la Mujer”, con su “capitana” frontal, que se supone, una de sus funciones es concienciar a las féminas en todos los sentidos.
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