¡Jamás preocuparse por el futuro!

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FUTURO 2Por Rolando Fernández

En verdad, nada cierto puede devenir cuando eso ocurre, a menos que se corresponda con la cosecha de lo sembrado, cuya información no es del dominio humano. Lo dispone la Madre Naturaleza siempre, en el tiempo y momento que considere oportunos.

Los hombres (general), solo tenemos una fijación mental sobre lo que deseamos nos llegue, esperanzadora, y que entretiene más bien, la cual conlleva un alto grado de incertidumbre. Incluso, se puede dar el caso, de que lo apetecido a verificarse en lo adelante próximo, no sea lo que más convenga, aun se haya sembrado para eso. Claro, no siendo visto solo en el marco de la mente humana. Y por ello, siendo así, no se produce cuando se quiere, sino cuando se debe.

La realidad es que, ese tiempo verbal – futuro – tal cual es conocido por los humanos, en verdad no existe; quizás podría decirse que, solamente es como una proyección mental incierta del pasado. Lo que sí es fehaciente es el momento presente, y todo cuánto en el mismo se pueda registrar, que de inmediato se torna en pretérito, con el que ya nada se puede hacer.

Luego, lo que más procede es hacerse uno con lo instantáneo; concienciarse, y aceptar que eso es lo que hay, sin oponer resistencia alguna, ni tampoco etiquetarlo, en términos de que sea bueno o malo.

Hay un refrán popular muy significativo que dice: “la yerba que está para un burro, otro no se la come”. El mismo proviene más bien de las vivencias y observaciones personalizadas. No hay mejor forma de comprobarlo.

Y, en ese orden, ¡todo cuánto a uno toque, le toca!, y nadie puede impedirlo. Nada ocurre por accidente, o casualidad, sino que todo es causal. Siempre hay un momento o circunstancia que lo favorece, para que lo necesario, en términos evolutivo se produzca.

Por tanto, las preocupaciones, que afectan de manera considerable la salud física y mental de las personas, resultan inútiles. Deje que las aguas del río sigan su curso normal, y conviértase en espectador nada más.

¡Lo sembrado, sembrado está, ahora, o antes (karma maduro)!, y en función de eso está conformado el provenir inevitable. La “Ley Natural de Causa y Efecto” siempre rige de forma oportuna, como efectiva. Nadie esta exento de su aplicación.

La mayor preocupación de la humanidad entonces, debe estar dirigida hacia: ¿qué estoy sembrando mientras cursa la presente corriente de vida? ¿Cómo asimilo lo ocurrido, lo que se viene registrando? ¿Cuál es el nivel de comprensión y asimilación con que lo asumo? Y todo, producto de lo que ya pasó, que no se puede deshacer.

La mejor concepción hacia la cual adherirse siempre es: “todo obra para bien”, otro certero decir pueblerino. No soy quien para oponerme, ni tampoco etiquetarlo como mal. Ante quien procure hacerlo, recurrir al uso de dos vocablos preferidos por los que mucho saben, sería lo más aconsejable: quizás, o talvez. El tiempo proporcionará la mejor respuesta.

Finalmente, y para fines de reflexión: En una de sus últimas conferencias, el gran filósofo y maestro espiritual de la India, J. Krishnamurti, preguntó al público asistente, ¿“desean conocer mi secreto”?, al tiempo de expresar inmediatamente lo que él entendía la clave de su trayectoria. “Mi secreto es el siguiente”, “no me importa lo que pueda suceder”. (Obra: “UNA NUEVA TIERRA”. ECKHART TOLLE).

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