Por Rolando Fernández
No hay duda de que, en tal sentido, se han hecho todos los amares posibles; se ha recurrido a cuántas estrategias se entienden necesarias, sin importar esfuerzos y costos para llevarlas a cabo, considérense lícitas o no.
Ahora, en la vida no hay nada gratis; siempre para conseguir lo que se quiere, ¡hay que dar! Y, en este caso, el receptor más importante tiene que ser el pueblo en sentido general, que es quien habrá de reciprocar con los votos obligados, para que tal propósito pueda llegar a feliz término. Quizás es lo que más se está ignorando en estos momentos, algo que le puede “aguar” la fiesta a mucha gente en mayo del año 2016.
Por lo que se ve, se están dejando de lado diversos aprestos debidos hacia la población. Sólo se está pensando en procurar adeptos al citado propósito político, a través de las prebendas y las satisfacciones personales que se ofrecen a los cabecillas de grupos opositores, como a los mismos que en actualidad se encuentran disfrutando de las mieles del poder, a los cuales se les ha ofrecido continuar en sus posiciones ejecutivas, congresuales y municipales.
Pero, de reales y efectivas medidas para satisfacer las necesidades de servicios urgentes que viene demandando la población, en términos de salud pública, energía eléctrica, seguridad ciudadana, transporte público eficiente y seguro, entre otras cosas, ¡es muy poco lo que se habla!, mientras la ciudadanía observa. Obviamente, se dispone ya de muy poco tiempo “para hacer lo que no se ha hecho”.
Resulta lógico suponer entonces, que las aspiraciones planteadas nada más podrán lograrse, si las expectativas de la población pueden ser satisfechas en gran parte durante lo que resta de la presente gestión de gobierno. Es la forma de poder ganar votos.
Ahora, de proseguirse tal cual hasta el momento, el panorama electorero para los oficialistas que aspiran a quedarse en el poder, se podría tornar algo tormentoso e incierto. No se sabría dónde en realidad están los cuartos, como dicen algunos expertos jugadores, en relación con el próximo torneo nacional electivo.
Pero además, al alto nivel generalizado de insatisfacción social presente, habría que agregarle el descontento que se advierte – los ánimos están en el suelo -, testificado por muchos, en la base del partido morado, a partir de los pactos electoreros suscritos con sectores de la oposición, dejando a tantos miembros meritorios de dicha organización, aspirantes a cargos electivos, con el moño hecho, como reza un dicho popular, y siendo la pregunta obligada: ¿por quiénes votarán los inconformes, o se abstendrán de hacerlo?
En ese tenor, digno de mención resulta el caso de Hipólito Polanco Pérez, quien “dijo tener más de 20 años de militancia ininterrumpida en el PLD”, con acción de amparo sometida incluso ante el TSE, y a la espera de respuesta.
Alega el mismo que, “se le ha vulnerado su derecho constitucional de elegir y ser elegido, ya que no ha renunciado a sus aspiraciones, y se viola el artículo 17, letra “g” de los estatutos”. (Periódico “HOY”, del 10-9-15, página 6A).
Evidentemente, han sido sustituidos muchos de los pertenecientes a las llamadas nóminas originales de los 18,000 y 35,000 miembros de otrora, por un grupo de inorgánicos actuales, y arribistas, como se ha optado por llamarles dentro de la organización morada, a los advenedizos presentes por rumba.
¡Cuidado! Esas son dos rocas en el camino, que bien podrían contribuir a deslucir bastante el color morado oficial, como acabar por apagar completamente el jacho de aquellos que están procurando solamente su coparticipación en el reparto del pudín estatal.
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