Repartidera de puestos públicos: ¡una vergüenza nacional!

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Presidencia de la República
Presidencia de la República

Por Rolando Fernández

Las cosas que se ven en este país son increíbles. Referentes cuestionables los hay demás. Primero, una nación que estuvo gobernada en el pasado, durante algunos años, por un mandatario que, independiente de sus connotadas aptitudes como estadista probado, ya no estaba en condiciones físicas óptimas para funciones tan delicadas de ese tipo – CIEGO -. Sin embargo, estaba al mando de los destinos nacionales, sin una oposición considerable a las ejecutorias que disponía.

Luego asume la Presidencia de la República, otro que viene “plegado” por completo a los intereses extranjeros; no defensor obvio de la soberanía nacional, e “hipotecador” del país por excelencia, a través del endeudamiento externo principalmente; y, con la marcada intención de convertirlo en un Nueva York chiquito; pero, no solamente en cuanto a emular las cosas buenas que allí se verifican, sino también las cuestionables, importándole llevarse de encuentro nuestros patrones culturales.

Pero además, que mostró comportarse como protector a ultranza de la corruptela estatal instaurada desde entonces, y que prosigue sin lugar a dudas en el presente; dejando en adición, el escenario judicial preparado a voluntad, para la no persecución y castigos a posteriori.

Más adelante, la nación tuvo que gastarse un presidente totalmente atípico, que no reunía las aptitudes necesarias para dichas funciones; que entendió el país como una finca de su pertenencia, para sembrar y recoger frutos a su antojo, en compañía de un “séquito” escogido, que también observó cuestionables comportamientos, y muchos de cuyos miembros se aprovecharon de la incapacidad de aquel para dirigir los destinos de la nación, en pos de agenciarse jugosos beneficios personales; verbigracia, algunos de lo pseudos economistas que le ofrecieron su concurso, que más bien merecían llamarse oportunistas.

Ahora, podemos ver cómo la “angurria” de poder, y los deseos de coparticipación estatal, hacen dejar de lado las agrias beligerancias políticas entre dos organizaciones antagonistas, mantenidas por más de cuatro décadas. ¿Y todo, a cambio de qué? Obviamente, la distribución del buffet gubernamental. ¡Qué nadie se pierda!

Los pactos politiqueros, y las “metidas de pata” se observan por doquier. La repartidera “alegre” de cargos, y puestos públicos de importancia, para ir a lo mismo que todo el mundo sabe, ¡a buscársela!, se torna vergonzosa, y asqueante por supuesto.

En ese sentido, han salido a flote aseveraciones tales como: “Alcalde de SDN dice que ni muerto entrega la candidatura”. Esto no lo cedemos ni muerto”. “Aquí va a haber que matarnos”. (“Diario Libre”, edición e fecha 12-9-15, página 06). ¡Parece ser que es el único merecedor, o su organización política!

Interesante sería saber, ¿qué ha hecho ese señor en beneficio de los munícipes, o zona territorial que tiene a cargo? ¿Cuál podría ser el legado a un eventual sustituto? También, ¿qué razón tan poderosa estaría en la base de su aferramiento a la posición? En relación con eso último, ¿ofrecer servicios reales, eficientes y oportunos a esa circunscripción del país? ¡Difícil!

Es en tal línea de comportamientos egotistas, y osados, que anda la mayoría de politiqueros nuestros, busca cuartos más bien, aunque algunos no lo exterioricen de forma tan cruda e indignante, a partir de los “escritos acuerdatorios” burlones para reciprocar que se han firmado, en busca de apoyo a la desgracia de la reelección presidencial, que aquí se estila siempre – ¡es bueno el carguito! -, sin importar de quién sea el proyecto en ese orden, y los lambones, como arribistas a las claras, que lo respaldan de ordinario.

¡Qué vergüenza nacional! ¿Qué diría de este país la gente pensante en el exterior, partiendo de los escenarios referenciados más arriba entre nosotros?

De seguro se preguntaría: ¿Y qué país del “diablo” es ése? ¿Es que allí ya no queda capacidad pensante para reflexionar y aquilatar, ni “hombres de pelo en pecho”, tal se dice popularmente, para exigir? ¡Es lo que todo luce indicar!

Pues se continúa permitiendo, el que un grupo de vándalos avariciosos, con saco y corbata, siga afrentando y burlándose de aquella maltratada sociedad, insegura, sin aplicación de una plena justicia, con insalubridad por doquier, y desorganizada completamente; con una educación teledirigida desde la política partidarista; como, estafada a nivel de las ofertas y los cobros de servicios básicos, al igual que de bienes imprescindibles, entre los que se destacan la energía eléctrica y los hidrocarburos, por solo hacer mención de dos.

Finalmente, las interrogantes serían: ¿cuándo despertará la gente de allí? ¿Faltará mucho para que eso ocurra? ¡Difícil responder a las mismas!, diríamos nosotros.

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