Por Adriano Espaillat
Senador Estatal de Nueva York
El hecho de que este año 2016 una mujer podría ser electa Presidente de los Estados Unidos, habla muy bien de lo mucho que ha avanzo esta nación en términos de igualdad y derechos civiles.
Y es más significativo porque en el año 2020 celebraremos el centenario del derecho al voto femenino en todo los Estados Unidos, aprobado el 26 de agosto de 1920, gracias a la lucha de mujeres como Elizabeth Cady Stanton y Lucretia Mott, que organizaron aquella Convención pro Derecho de las Mujeres en 1848, donde el derecho al voto de la mujer ocupó un lugar preponderante.
Si en apenas cuatro años celebraremos esta gran conquista del sufragio femenino, este Día Internacional de la Mujer debemos, como servidores públicos, comprometernos a luchar para que el 26 de agosto de 2020 hayamos podido cerrar definitivamente la brecha económica entre hombres y mujeres.
Aunque un informe del Foro Económico Mundial (WEF), publicado en noviembre del año paso, proyecta que la brecha salarial en los Estados Unidos se cerrará en el año 2059, soy de los que creen que con voluntad y lucha podemos cerrar la brecha mucho antes y evitar que se discrimine a la mujer por su género al recibir un salario más bajo que los hombres aunque ocupen el mismo puesto de trabajo.
Así como los derechos económicos, sociales y culturales se consideran derechos humanos, la igualdad salarial debe ser uno de los Derechos Humanos. Soy ferviente partidario de que a la mujer se le pague un salario igual por trabajo de igual valor.
La igualdad salarial es una parte fundamentar para la seguridad económica de la mujer, lo que se traduce en más independencia para tener una vida libre de violencia, mejores oportunidades de educación para ella y su familia, un mayor acceso al cuidado de salud y más facilidades de progreso.
En 2014, como promedio, una mujer que trabajó a tiempo completo todo el año ganó 78.6 centavos por cada $1 que gana un hombre blanco. Entre las afroamericanas y latinas la cifra es aún más baja: las mujeres negras ganan unos 64 centavos y las latinas unos 56 centavos por cada $1 que gana un hombre blanco.
En e agradezco y felicito a todas las mujeres e invito a mis colegas en la Legislatura Estatal a legislar para elevar la calidad de vida de las mujeres, cerrando definitivamente la brecha económica entre hombres y mujeres.