PERU.- El domingo 10 de abril son las elecciones en Perú y Keiko Fujimori ansía volver a la Casa de Pizarro, la residencia presidencial donde por más de seis años ejerció las funciones de Primera Dama durante el controversial gobierno de su padre, Alberto Fujimori.
No es la primera vez que intenta regir los destinos de su país; en 2010 perdió en la segunda vuelta contra Ollanta Humala. Pero a sus 40 años quiere ser la primera presidenta del Perú y así reivindicar el legado político de su padre y luchar contra las sombras del gobierno autoritario y los hechos de corrupción que lo llevaron a la cárcel.
“Si quiere una validación histórica tendrá que lograr un divorcio efectivo de la herencia dictatorial y corrupta de su papá”, asevera el reconocido periodista de investigación peruano Gustavo Gorriti. “Si no lo hace se enfrentará a un país decidido a defender la democracia y auguro un período extremadamente difícil para el Perú”.
Según las últimas encuestas publicadas por Ipsos el domingo pasado, Fujimori, abanderada del partido Fuerza Popular, es la aspirante con mayores posibilidades de ganar la contienda con 34,4 por ciento. Sin embargo el sistema peruano establece que si ninguno de los candidatos presidenciales obtiene más del 50 por ciento de los votos válidos, se realizará una segunda ronda electoral el próximo 5 de junio.
Y allí es donde entran Pedro Pablo Kuczynski, de Peruanos Por el Kambio, con un 16,8 por ciento según las últimas encuestas, seguido muy de cerca por Verónika Mendoza, representante del Frente Amplio, quien obtuvo un 15,5 por ciento. Con esos porcentajes es muy probable que haya un balotaje entre los dos aspirantes que dominen las votaciones del domingo.
El discurso de la campaña electoral ha tratado en múltiples ocasiones el tema económico. Mientras que el Fondo Monetario Internacional ha advertido que la economía de la región caerá un 0,3 por ciento, Perú desafía esas predicciones al haber liderado el crecimiento de América del Sur durante los primeros 15 años de este nuevo milenio, con una expansión acumulada de 79,6 por ciento.
Solo en 2015 su economía creció más que cualquier otra de Sudamérica con un 3,3 por ciento; junto a México, Chile y Colombia, Perú ahora conforma la Alianza del Pacífico, nuevo bloque económico de la región. Es por eso que las propuestas económicas de los aspirantes a la presidencia han sido muy debatidas.
Keiko Fujimori, formada en la escuela de negocios de la Universidad de Columbia, propone medidas como brindar beneficios tributarios para las pequeñas y medianas empresas, utilizar el Fondo de Estabilización Fiscal para reactivar la economía y un nuevo marco normativo para que las comunidades cercanas a las explotaciones mineras sean socias de esas operaciones.
Kuczynski, de 76 años, es un exitoso hombre de negocios que fue ministro de Energía y Minas y de Economía en los gobiernos de Fernando Belaúnde y Alejandro Toledo, respectivamente. Ya fue aspirante en las elecciones presidenciales de 2010 y es el candidato favorito de los mercados, un hombre que garantiza la continuidad de las políticas macroeconómicas que le han dado buenos resultados al país.
Kuczynski prometió aumentar el sueldo mínimo a 850 soles mensuales (unos 253 dólares), propuesta que coincide con la medida tomada por el Presidente Ollanta Humala, quien decretó el mismo aumento que será vigente desde el 1 de mayo. Kuczynski también plantea otorgar incentivos tributarios a la pequeña y mediana empresa, simplificar los trámites burocráticos para las inversiones y reducir de 18 a 15 por ciento el impuesto general a las ventas.
En esta contienda, el papel del outsider reside en Verónika Mendoza, de 35 años, quien también centró su atención en los pequeños y medianos empresarios por lo que propone una “revolución productiva” que se basaría en el crédito y la seguridad jurídica para este sector.
Con un marcado discurso de izquierda, Mendoza prometió que revisaría los tratados de libre comercio que no beneficien al pueblo y puso como ejemplo el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica que, según ella, aumentaría los precios de las medicinas.
También prometió aumentar el salario mínimo a 1000 soles y pone un énfasis especial en la promoción de actividades económicas sostenibles, combatir la minería ilegal, favorecer la inversión en energías renovables, reciclaje, el tratamiento de aguas y atacar la contaminación ambiental, entre otras propuestas.
Pero Juan Carlos Tafur, un analista y columnista en Lima, advierte que si no se logra establecer un marco para “reformas dramáticas” en materia institucional, que realmente incluyan a la población, ninguna de las candidaturas es garantía de un cambio positivo.
“Más allá de programas de asistencia social, el siguiente gobierno corre el riesgo de no llegar a buen término”, explica. “No se habla de una opción que active el mercado y la inversión privada pero que, a la vez, promueva reformas institucionales en sectores como salud, educación, justicia y orden interno. Se ha roto todo patrón lógico y por eso la izquierda ha podido crecer en una sociedad muy derechizada, como la peruana”.
Fernando Vivas, periodista y colaborador del diario El Comercio, asevera que en los últimos años el Perú “ha tenido un crecimiento sostenido”, además explica que el sistema redujo los índices de pobreza. “Se han abierto mayores oportunidades de empleo y educación para los jóvenes pero justamente en el ultimo año ha sufrido un frenazo que ha permitido la consolidación de una alternativa de izquierda como la de Verónica Mendoza”.
Un proceso controversial
Los electores del Perú acudirán a las urnas para elegir al presidente, dos vicepresidentes, 130 congresistas y cinco parlamentarios andinos quienes ejercerán sus funciones para el período gubernamental 2016-2021. Según cálculos del Jurado Nacional de Elecciones (JNE), máxima autoridad electoral del país, la población de votantes inscritos es de 22,901,954 peruanos. Resalta el segmento de los jóvenes (población menor de 30 años) que constituye un 30,25 por ciento del padrón electoral.
La controversia ha estado muy presente en esta campaña electoral desde que el pasado 17 de enero se promulgó una ley que prohíbe a los candidatos ofrecer dádivas y castiga a los infractores con su exclusión de las elecciones, lo que produjo la descalificación de César Acuña.
Julio Guzmán, representante del partido Todos por el Perú, se mantuvo en el segundo lugar de las encuestas hasta inicios de marzo cuando el Jurado Nacional de Elecciones se amparó en la nueva ley y decidió separarlo de la carrera presidencial por la violación de normas de democracia interna en su partido, acción que levantó muchas críticas.
Ricardo Cuenca, investigador del Instituto de Estudios Peruanos, explica que a raíz de esas decisiones se inició un “festival de tachas” porque el organismo electoral del país abrió procesos contra otros candidatos como Keiko Fujimori, Alan García y Kuczynski, con la diferencia de que en esos casos el jurado falló a favor de los aspirantes.
“Esto ha generado una intensa discusión sobre el sistema democrático”, comenta Cuenca. “Para muchos peruanos la democracia es mucho más que el proceso electoral. Algunos defienden que la ley es la ley y se debe respetar. Otros argumentan que lo importante es el derecho a la participación, un principio superior a los procedimientos, porque eso es lo que fortalece a las democracias”.
Tareas pendientes
La polarización causada por las expulsiones de los dos candidatos que agrupaban al 25 por ciento del electorado cambió dramáticamente los pronósticos entre los políticos que buscan enfrentarse con Fujimori en una segunda vuelta.
Para Gorriti, no resulta descabellado pensar en una confrontación histórica entre dos mujeres, profundamente distintas, como Keiko Fujimori y Verónica Mendoza, puesto que ésta última se encuentra en un “empate técnico” con Kuczynski y en el sur tiene el primer lugar de preferencia.
“Ella proyecta una autenticidad que le ha ganado rápidamente un seguimiento masivo”, comenta sobre Mendoza. “Si ambas mujeres llegan a la segunda vuelta será un momento histórico. Algo interesante de Verónika es que sería la primera candidata de izquierda con posibilidades reales de triunfo en el Perú que es uno de los países más conservadores del continente”.