Por Miguel Cruz Tejada
NUEVA YORK._ Las redes de las funerarias más grandes de la ciudad y el estado, se están yendo a la quiebra por “la larga vida de los neoyorquinos”, según reporta un estudio divulgado esta semana y realizado por el grupo especializado “New York Crain Bussiness”.
El reporte dice que el número de funerarias en Nueva York, se ha reducido en un 44% desde 1990, cuando se estimaban en una cantidad de 841, bajando a 473 hasta este momento, lo que la “industria de los muertos”, considera como una caída dramática.
El estudio sostiene que el número de muertes en la ciudad bajó en un 30%, entre 1986 y 1989, cuando murieron 76.000, los fallecimientos se redujeron a 53.000 hasta 2014.
Las enfermedades crónicas por el SIDA, cáncer y el corazón, están cobrando menos vidas, debido a que los medicamentos contribuyen a alargar las vidas de los pacientes mayores de edad, agrega el reporte, basándose en datos del Registro Civil de Nueva York.
Pero no sólo las funerarias están afectadas por las estadísticas. Las fábricas de ataúdes, lápidas y otras que se especializan en todos los detalles de los sepelios, incluidas las floristerías, también están sufriendo la reducción de la mortalidad.
Michael Cassara, que maneja la empresa de lápidas “Supreme Monument”, dijo que cuando mira a su alrededor y ve que la edad promedio es de 36 años, se da cuenta de que la industria se viene abajo.
Cientos de otros negocios, incluyendo las funerarias de las familias de varias generaciones, han cerrado porque han perdido su base de clientes en zonas de gentrificación.
Keith Senko, propietario de la funeraria que lleva su apellido en Williamsburg (Brooklyn), y que posee la última funeraria que queda en ese barrio, relata que la empresa familiar fue fundada en la avenida Bedford en 1928, y que una persona que llamó recientemente pidiendo un funeral para una cadera, lo sorprendió.
Decenas más de funerarias, han cerrado en Harlem, Sunset Park y Prospect Heights y otros vecindarios en los últimos tres años.
Muchos propietarios han vendido sus espacios a los desarrolladores urbanos y han tenido que aceptar sumas relativamente irrisorias que antes habrían costado millones de dólares, a veces a regañadientes, informó el grupo Crain.
«Es una decisión muy dolorosa para ellos», dijo Melissa Drake, presidenta de la organización de Consultores Funerarios de Estados Unidos y que ha hecho tasaciones a las propiedades de las funerarias.
«Si usted está sentado en una propiedad que vale $5 millones y sólo está recibiendo 100 funerales al año, y sus hijos no están interesados en el negocio y hay que pensar en el retiro… es una situación difícil», dijo.
Ejemplos recientes de ventas de Nueva York incluyen a las funerarias “Michael Cosgrove & Son Funeral” en Sunset Park, que se vendió por $2.125 millones en 2014, “Cusimano J. Dominic Funeral Home” en Cobble Hill, que se vendió por $4.55 millones el mismo año y “Ray Smith Funeral Home” en Prospect Heights, vendida por $2.35 millones el año pasado, detalla el reporte de Crain.
Otra razón por la que las funerarias han cerrado, es que es muy costoso pegar un espacio en los cementerios de la ciudad.
En el Green Wood Cemetery en Sunset Park, donde los expertos predicen que el espacio se llenará en cinco años, el precio de una fosa tipo parcela para tres ataúdes se disparó desde $ .000 a $17.000 en los últimos diez años.
En el cementerio de Woodlawn en el Bronx, donde están enterrados la mayoría de millonarios y celebridades de Nueva York, una parcela para una tumba cuesta $8.000, el doble del precio de hace una década.
El estudio señala que los altos precios funerarios han contribuido a un aumento de la cremación de cadáveres, que regularmente cuesta unos $ 4.000 por persona.
En Nueva York, las tasas de cremación crecieron de 20% en 1999 al 39% por ciento en 2013, informó Crain.
A nivel nacional, la tasa de cremación se subió del 25 por ciento en 1999 a 50 por ciento en 2015, principalmente por las costumbres religiosas y tradiciones de las familias de los muertos, revela la investigación.
«Usted solía tener una zafra de tres días con cientos de personas que venían a las funerarias. Ahora ni siquiera la tenemos por un día. Estamos aquí para servir a los restos de las familias que todavía quieren hacer las cosas tradicionalmente», dijo Cusimano. Pero otros que siguen en el negocio, dicen que la situación actual es una señal de que la “industria de la muerte” tiene que adaptarse.
«Hay un futuro brillante para las empresas que puedan adaptarse a una forma de hacer negocios en el siglo 2», dijo Dan Isard, director de la empresa consultora de la industria funeraria, la Forecast Entrepeneur.
«Podemos ser capaces de curar el cáncer, pero no podemos curar la muerte», dijo.