100 Días en la presidencia de Donald Trump, Estados Unidos ha sido testigo de un cambio dramático en muchos frentes. No debería sorprender a nadie que Trump llene el pantano con la misma agenda inducida por el odio que presenciamos durante su campaña. Y como resultado, ahora estamos presenciando de primera mano cambios agresivos en las políticas que impactan la posición de Estados Unidos en el extranjero con nuestros aliados y aquí en casa. Los esfuerzos radicales para quitarle el cuidado de la salud a millones de estadounidenses con el ahora fracasado intento de revocar la Ley de Cuidado de Salud Asequible u Obamacare, y las ahora bloqueadas órdenes ejecutivas que hubieran resultado desastrosas para Estados Unidos al prohibir a los musulmanes, refugiados y viajeros entrar al país. Sigue en curso el reto de enfrentar las políticas de la administración Trump y sus ataques retóricos contra las comunidades de inmigrantes en todo el país. Con su agenda antiinmigrante, la administración le ha dado libertad a los agentes de la Agencia de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) y del Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) para tomar de blanco a las familias inmigrantes a través de redadas, detenciones y deportaciones sin supervisión ni medidas de rendición de cuentas, políticas que son inaceptables y no alineadas con los valores que hacen que nuestro país sea exitoso.
Hasta ahora, bajo la Administración Trump, los detenidos por inmigración han aumentado en setenta y cinco por ciento comparado con los detenidos en este mismo periodo el año pasado. Según un informe reciente, agentes de ICE han detenido a más de 20,000 inmigrantes entre enero y mediados de marzo, con el mayor número de detenciones en el sudeste de Texas, en el área de Houston y en todo Texas, incluyendo Dallas; Atlanta, Georgia y las Carolinas.
Las redadas contra las familias inmigrantes están aumentando. Los estudiantes de DACA son los objetivos, las madres que han vivido y trabajado en los Estados Unidos durante décadas están siendo arrancadas de sus hijos nacidos en Estados Unidos, los inmigrantes con estatus legal son detenidos ilegalmente, y hemos recibido numerosos informes de detenciones de ICE en escuelas, salas de tribunales, instalaciones médicas, lugares de culto y otros sitios públicos sensibles.
Nuestras acciones para liberar a personas detenidas en el aeropuerto JFK a su regreso a los EE.UU., nuestros esfuerzos para hablar en contra de la construcción de un muro divisivo entre la frontera de Estados Unidos y México, nuestra protesta solidaria en las calles de todo el país para proteger los derechos civiles y nuestras libertades sirven de marco para el trabajo que tenemos por delante si queremos asegurar que nuestros valores estadounidenses sean respetados.
No es ningún secreto que la Administración Trump está declarando la guerra a los inmigrantes. Aún más, las políticas que ahora están implementando deben servirnos como un llamado a despertar para el trabajo crítico que debemos hacer en nuestros esfuerzos para juntarnos en unidad y resistencia, mientras demostramos nuestro poder colectivo, firmeza y fuerza de inmigrantes a través de los Estados Unidos. Mantener a las familias unidas es un valor estadounidense y cualquier agenda para separar a las familias debe ser desafiada con urgencia inmediata.
Nuestra resistencia a las políticas presentadas por esta administración es sobre las familias trabajadoras de Estados Unidos, las familias inmigrantes, los musulmanes y todas las comunidades que han sido blanco de la retórica de odio que se ha desencadenado desde las elecciones del año pasado. Nuestra unidad muestra el poder de organizaciones aliadas progresistas, iglesias, organizaciones comunitarias, sindicatos, organizaciones ambientales y organizaciones LGBTQ y aliados, todos comprometidos a derrotar la agresiva agenda que el presidente Trump ha propuesto para atacar familias inmigrantes en toda la nación.
Como hemos venido aquí, respectivamente, con nuestras propias familias en edades relativamente jóvenes, no podemos dejar de tomar estas políticas antiinmigrantes de manera muy personal. Al pensar en nuestras propias historias familiares aquí en los Estados Unidos y oír historias de personas que vienen aquí de muchos otros países con solo centavos en sus bolsillos y la promesa estadounidense de libertad y oportunidad para todos, es suficiente para motivar nuestro compromiso de desafiar cualquier esfuerzo que niegue esta oportunidad de equidad y justicia a cualquier persona que espera lograr el sueño americano para sí mismos o sus familias.
Hoy reafirmaremos nuestros esfuerzos para mostrarle al presidente Trump y a sus partidarios que las familias inmigrantes son como cualquier otra familia estadounidense. Nosotros trabajamos duro para sustentar a nuestras familias. Nos enorgullecemos de nuestros hijos y queremos asegurarnos de que tengan acceso a una buena educación, cuidados de salud y oportunidades para triunfar. Cumplimos con la ley, pagamos nuestros impuestos y contribuimos al éxito de Estados Unidos. Desde trabajadores de restaurantes hasta dueños de negocios, desde estudiantes hasta funcionarios electos, los inmigrantes reconocemos el valor de trabajar duro y hacemos nuestra parte.
Este es un momento crítico para nuestro país y la administración Trump debe hacer un mejor trabajo que el comportamiento imprudente y las políticas peligrosas que han puesto en práctica durante estos primeros 100 días en el cargo. Se lo debemos al pueblo estadounidense, de manera clara e inequívoca, para proteger las libertades y oportunidades que valoramos como nación.
Únase a nosotros hoy y todos los días para apoyar una reforma migratoria integral y respaldar a los pequeños negocios propiedad minorías y mujeres a medida que tomamos una posición y comparta su propia historia para apoyar un futuro vibrante y diverso para Estados Unidos.
SOBRE LOS AUTORES:
El congresista Adriano Espaillat (D-Nueva York) nació en la República Dominicana en 1954 y llegó a Estados Unidos con su familia cuando tenía nueve años. Creció en el vecindario de Washington Heights en la ciudad de Nueva York y es el primer dominico-americano en servir en el Congreso de los Estados Unidos. El congresista Espaillat actualmente sirve como miembro del influyente Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, el Comité de Educación y Fuerza Laboral y el Comité Especial de Pequeñas Empresas de la Cámara. Es miembro del Caucus Hispano del Congreso (CHC) y fue nombrado Presidente del Grupo de Trabajo sobre Transporte, Infraestructura y Vivienda del CHC. El congresista Espaillat es un firme defensor de un salario digno, inversiones inmediatas y efectivas en vivienda asequible, reforma significativa en materia de justicia criminal, mejoras en infraestructura, programas para la juventud ampliados y mejores oportunidades educativas.
Kica Matos es directora de Derechos de Inmigrantes y Justicia Racial en el Center for Community Change. Tiene una amplia experiencia como defensora, organizadora comunitaria y abogada. Se desempeñó como alcaldesa adjunta en la ciudad de New Haven, donde supervisó los programas comunitarios de la ciudad y lanzó nuevos programas e iniciativas que incluyeron la reinserción de reclusos, la integración de jóvenes e inmigración. Matos fue anteriormente directora ejecutivo de JUNTA, la organización latina más antigua de New Haven. También trabajó como defensora federal asistente para los presos condenados a muerte y con el Fondo para le Defensa Legal y Educativa NAACP, y para Amnistía Internacional en asuntos de pena de muerte y justicia penal. Ella tiene una licenciatura de la Universidad Victoria de Wellington, Nueva Zelanda, una maestría de la New School y una J.D. de la Facultad de Derecho de Cornell. Recibió el premio John F. Kennedy New Frontier 2005 y el premio «Persona del Año» del New Haven Register.
El Center for Community Change (CCC) es una organización líder del RISE UP! May 1 Movement para alentar a las comunidades de todo el país a unirse para enfrentar las políticas de la administración de Trump y apoyar a los inmigrantes.