SANTO DOMINGO DE GUZMAN, RD.- Si de algo está seguro el dirigente político Guido Gómez Mazara, es de que el escándalo de Odebrecht va a triturar liderazgos partidarios que han estado involucrados en un entramado de corrupción.
Ese entramado envuelve a dirigentes de distintos partidos políticos. Sin embargo, Gómez Mazara también está seguro de otra cosa. En efecto, está convencido de que no toda la dirigencia ha cometido hechos punibles.
Así pues, él salva la moral de unos pocos que no se han involucrado en actividades delictivas.
“Lo bueno del impacto que tendrá el escándalo de Odebrecht es su capacidad para triturar exponentes esenciales de la cúpula de los partidos, no necesariamente al resto de una dirección partidaria que no bailó en una fiesta de excesos, acumulación y contubernio político”, dice en carta a este diario.
Gómez Mazara quiere que el caso desentrañe toda esa madeja de corruptela y prevaricación que ha enredado a prestantes políticos durante años.
Si guarda su honorabilidad como exfuncionario y figura pública, es lógico que no quiera verse implicado en la urdimbre de dolo.
“Aspiro a que toda la verdad salga y las consecuencias procesales del caso Odebrecht envíen un mensaje a los amos de organizaciones claves que deben entender que el modelo de complicidades le colapsó. Pero no todos, no: lo claro y contundente es impugnar a sus cúpulas y no al resto”, postula.
Su criterio es obvio: no quiere que justos paguen por pecadores, y que impliquen personas realmente impolutas.
Ante las cúpulas corruptas puestas en la hoguera judicial, Gómez Mazara advierte de un eventual colapso que conduciría a un liderazgo mesiánico.
Al decir esto, piensa en dos experiencias: Perú y Venezuela. El desplome de la partidocracia tradicional de ambos países produjo “resultados nefastos”. En ambos casos salió más cara la sal que el chivo, según él.
De todos modos defiende el anhelo anticorrupción que define al Movimiento Verde, y promueve su afán y sus desvelos.
Según Gómez Mazara, el escándalo envuelve a las cúpulas de los principales partidos, pero no a todos sus dirigentes. No quiere, por tanto, que los honestos bailen en el festival de sobornos desatado por la compañía brasileña y sus sobornados en el país.
Aunque desea que se desvele todo el tinglado de corrupción, advierte de un posible colapso del sistema político.