SANTO DOMINGO, RD.- Historiadores y congresistas del país se reunieron ayer para debatir si los restos de Pedro Santana se deben mantener o no en el Panteón Nacional.
Diez fueron los panelistas del que se denominó Primer Foro de la Escuela de Historia y Antropología de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD): “Santana ¿fuera o dentro del Panteón Nacional?”.
Solo dos de ellos optaron por defender la figura de héroe que se atribuye al primer presidente de la República. Los ocho restantes coinciden en señalarle como un tirano que siempre actúo en defensa de los grupos conservadores que representaba.
“No fue un traidor porque no fue un patriota”, expuso el historiador y director del Archivo General de la Nación, Roberto Cassá.
El también historiador y profesor José Vásquez recalcó la frase al indicar que Santana “no es un traidor porque jamás creyó en la independencia. De hecho, nunca usó esa palabra, sino que habló de separación”.
Ambos son partidarios, de que los restos de Santana sean sacados del Panteón Nacional, para que estén junto a los de la misma gente que él mató.
El primero en exponer fue el senador Dionis Sánchez, proponente de un proyecto de Ley que cursa en el Congreso Nacional para que los restos salgan del Panteón Nacional.
Además de citar los hechos acontecidos el 19 de marzo de 1844 que la valieron fama a Santana, el legislador también recordó los decretos 2140 de 1972 y el 1383 de 1975, con los que el entonces gobierno de Joaquín Balaguer ordenó el traslado de los restos de Santana desde El Seibo al Panteón Nacional, acto que se llevó a cabo el 27 de febrero del 1976.
“Pedro Santana fue hijo de su época, cometió crímenes y realizó persecuciones y traicionó a más de uno, era implacable, brutal y atroz, pero es indudable que su accionar en defensa de la patria en momentos tan álgidos fue trascendental”.
Álvaro Caamaño, con postura similar recordó que el tres veces presidente del país no fue el único que luchó el 19 de Marzo, y que actuó siempre con una visión equivocada de lo que era la República.
Cuestionó la gloria militar y la idea de figura invencible que se le atribuye, lo que califica de mito.
Mientras el historiador Cassá abundó en el hecho de que Santana gozó de una mistificación histórica, una “suerte de falsificación garrafal extraordinaria” que empezó desde su gestión dictatorial y contribuyó a la anexión de 1861.
Considera que la invencibilidad del personaje no es necesaria y que no es más que un mito construido por una corriente política.
Cree que la reivindicación que le hizo Balaguer obedeció a una estrategia de legalización política de la cadena de autócratas que han gobernado el país y de la que el líder reformista formaba parte.
En favor de Santana hablaron los maestros Henry Cuello y Manuel Otilio Pérez. El primero insistió en la necesidad de estudiar al personaje en función de los hechos que rodearon su vida, mientras el segundo destacó su gloria militar y cuestionó los datos sesgados que se dan del tema.
Recordó que durante la batalla de Las Carreras, a Santana se le llamó de “emergente a pichar un juego perdido y lo ganó”. Por eso defiende que sus restos sigan en el Panteón Nacional.