Venezuela a oscuras: crónica de un sabotaje

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Por Marco Teruggi

A las 17h del jueves 7 de febrero la casi totalidad del país quedó a oscuras. La luz se cortó en 22 de los 24 estados, lo que trajo aparejado cortes de muchas de las comunicaciones telefónicas y de transporte. El primero en informar por parte del gobierno fue el ministro de energía eléctrica, Motta Domínguez, quien denunció un ataque en la unidad de “generación y transmisión en Bolívar, específicamente en el Guri, la columna vertebral de la electricidad”.

Luego el ministro de comunicación, Jorge Rodríguez, anunció que “la intención criminal pretendía someter al pueblo de Venezuela a varios días sin suministro eléctrico para agredirlo y maltratarlo”. El presidente Nicolás Maduro, por su parte, centró la responsabilidad en “la guerra eléctrica anunciada y dirigida por el imperialismo estadounidense”. La oscuridad fue total en la noche caraqueña del jueves, algunas velas, teléfonos con batería, generadores, estrellas, las calles en total soledad.

Al amanecer el viernes la vicepresidenta, Delcy Rodríguez, declaró día no laborable y no escolar. El país despertó en la incertidumbre, en los barrios de Caracas la gente salió temprano a buscar formas de llegar a sus compromisos, a pararse en la puerta de sus casas a conversar entre vecinos para reunir la información disponible, poca gente disponía de servicio telefónico para recibir mensajes. Casi todos los comercios se mantuvieron cerrados, y la Plaza Bolívar, por ejemplo, se transformó en un punto de reunión de quienes buscaban información.

La reacción de la derecha nacional e internacional fue otra desde el inicio. Marco Rubio, senador norteamericano, fue uno de los primeros anunciar el apagón, del cual culpó al “régimen de Maduro”, y señaló algo que solo podía saber quién estuviera metido en la operación de saboteo: que los generadores de respaldo no habían funcionado. Juan Guaidó, por su parte, escribió que “Venezuela tiene claro que la luz llega con el cese de usurpación”, y el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, afirmó: “No hay comida, no hay medicina, ahora no hay electricidad, lo próximo, no habrá Maduro”.

Ese dato brindado por Rubio fue el que Jorge Rodríguez evidenció para mostrar cómo se trataba de una acción planificada como parte del plan de ataques en marcha en la estrategia de derrocamiento. El ministro habló en horas de la noche del viernes, cuando el sistema eléctrico se restablecía y volvía a irse por zonas, tanto a nivel nacional como en Caracas.

Según la información brindada, se trató de un ataque cibernético sobre el sistema de control automatizado de la central hidroeléctrica, lo que, en efecto, impidió que los generadores de respaldo funcionaran. El Guri, según informó el ministro, genera gran parte de la electricidad que requiere el país.

No es la primera vez que se dan actos de sabotaje a las instalaciones eléctricas. Es en cambio la primera vez que sucede en estas dimensiones, y, a su vez, dentro de un cuadro político de estas características, donde ya se anticipaba la posibilidad que se den actos de sabotaje como parte de los ataques de desgaste y construcción de un escenario de caotización que busca desarrollar la derecha.

La noche del viernes fue de restablecimiento del servicio, donde, con el paso de las horas el sistema se fue estabilizando. Uno de los elementos centrales que dejaron las jornadas del sabotaje fue la reacción de la población, que respondió con tranquilidad, prudencia, lo que llevó a que no se produzcan episodios de violencia como pareciera que buscaba desencadenar el apagón.

La jornada del sábado 9 está marcada por las movilizaciones de la derecha y del chavismo, en un cuadro de inestabilidad, donde ha quedado mostrado que la estrategia de la derecha puede recurrir a acciones criminales como lo es dejar a un país sin luz, con todas las consecuencias que eso conlleva.